Aunque escribo esto el miércoles, ya sé que ayer jueves, salvo cataclismo que hoy no soy capaz de prever, tuve la satisfacción de presentar al escritor y naturalista Joaquín Araujo en una conferencia impartida en Caravaca dentro de los muchos actos con los que el periódico El Noroeste está celebrando su veinte aniversario.

Quiero hipotetizar, entonces, que ayer lo pasé bien por muchas razones. En primer lugar por la figura y la personalidad del conferenciante, uno de los más relevantes comunicadores e impulsores españoles de la conservación de la naturaleza de las últimas décadas. Otra, por la impagable oportunidad de reencontrar amigos y recuerdos de mi tierra caravaqueña. Y otra más, por agradecer su trabajo a un grupo de comunicación que tanto de positivo está aportando a la comarca.

Pero sobre todo presentar a Joaquín Araujo representa para mí la oportunidad de participar en un acto cargado de naturaleza y de mensajes de futuro para la conservación, dichos en voz alta desde una comarca que precisamente tiene entre sus principales activos sus paisajes y su naturaleza.

Porque aunque se ha dicho ya muchas veces, sigue mereciendo la pena recordar que la comarca del Noroeste cuenta, en su conjunto, con el mayor grado de naturalidad paisajística y los mayores índices de biodiversidad de la Región de Murcia. Paisajes y biodiversidad que aún no van acompañados con suficiente gestión pública, planificación integral o acciones, públicas y privadas, para su aprovechamiento sostenible, pero que sin dudan implican la principal fuerza de futuro para el territorio del Noroeste.

No sólo el turismo rural y de naturaleza podría seguir emergiendo para convertirse en un mejor motor de prosperidad para esta comarca tradicionalmente desfavorecida, sino también orientaciones económicas innovadoras y sostenibles para sectores, como el agrícola, el forestal o el de las energías renovables, que están integralmente radicadas en los recursos endógenos del territorio.

Se trata de poner en marcha instrumentos que hagan que la comarca se apoye en sí misma, en su capacidad de generar recursos propios basados fundamentalmente en su entorno ecológico y ambiental, en el turismo verde, en la conservación de los espacios naturales entendida como una forma de generar desarrollo, en la eco-industria, en la agricultura de calidad, en la imagen de marca y en el marketing ecológico (y perdonen por la dichosa palabreja inglesa).

Además, la comarca del Noroeste está, o debería estar, destinada a jugar un papel más relevante en una orientación del territorio regional que ponga el acento en una mejor distribución territorial de la población y de los recursos. Es el ´policentrismo´, que se basa en intentar conseguir que un territorio como el de la Región de Murcia se desarrolle en base a un sistema de ´ciudades medias´ o de ´territorios de atracción secundarios´, como ya lo son claramente Lorca y Cartagena, y más incipientemente Yecla o Molina, que complementen y descarguen la función de la capital regional.

Larga vida, entonces, al Noroeste, al periódico y a la comarca. Y fuerza para todas las ideas que pongan la biodiversidad y los paisajes en el centro de su desarrollo.