Es lo que tiene la barbarie, que es muy atrevida. Nosotros, las tribus de las tierras incógnitas de Murcia Sur, conocidas vulgarmente como Las Gentes del Muro, estamos sin civilizar, hozando en nuestro atraso y nuestra incultura. Tal es nuestro salvajismo, que ni hablar sabemos, y en nuestra ignorancia damos nombres arbitrarios a nuestras toscas supersticiones, palabras que hemos oído por ahí y que no sabemos ni pronunciar pero mancillamos de todas formas, resignificándolas brutalmente.

Esto es así. Donde cualquier persona sensata ve claramente al Comando Murzia organizando la kale borroka en las vías, nosotros en nuestro delirio creemos estar manifestándonos pacíficamente (con algún lanzamiento ocasional de cáscaras de pipa al suelo) para defender nuestros barrios. Donde es palmario que una líder independentista está liando la de Toro Sentado en Little Big Horn, nosotros vemos a Doña Ana con su silleta plegable resistiendo para que un muro de cinco metros no parta nuestra ciudad en dos. ´Ciudad´, fijaos bien. A las barriadas de currelas en que vivimos nos atrevemos a llamarlas ´ciudad´. A la violenta comanchería que llevamos montando ya 266 días, ´movilización´. Al tosco populismo con que nos resistimos a la guetificación de Murcia Sur, ´democracia´. No tenemos arreglo.

¿No tenemos arreglo? ¡Sí! ¡Aún queda esperanza! Porque por fin el señor alcalde se ha decidido a venir a civilizarnos, a evangelizarnos y hasta a enseñarnos la lengua de cultura. Con su chupiproyecto ADN El Carmen (que es como ADN Santa Eulalia, pero para pobres), míster Marshall digo Ballesta va a instruirnos cual Coco de Barrio Sésamo en la palabra ´participación´. Hay una participación mal, que es eso que creemos estar haciendo nosotros, y una participación bien. ¿Y por qué tendría que haber una participación bien, pudiendo hacerse todo sin preguntar ná, como siempre? Porque el Ayuntamiento ha trincado fondos europeos para proyectos de desarrollo comunitario y hay que cubrir de alguna manera los requisitos esos moernos de la convocatoria.

Ejemplos de participación mal: resistirnos a esa red de cámaras de vigilancia de a cuarto de kilo de euros que nos acaban de poner junto a las vías para que no ´participemos´ demasiado. O recuperar un pabellón deportivo en desuso para poner en marcha el CSOA ´Al Trajín´. O plantear de forma participativa usos para los pabellones vacíos del Cuartel de Artillería. O aprobar mociones en la junta municipal (esta no en manos del PP) pidiendo inversiones concretas, como la reconexión de las fuentes públicas de agua, o la remodelación de varios parques del barrio. O tratar de hacer uso del presupuesto del distrito, permanente e interesadamente bloqueado por el caos administrativo que ha creado el Ayuntamiento al no adaptarse a la Ley Montoro. O consolidar espacios de participación vecinal integradores y representativos de la diversidad y energía comunal de El Carmen, como el grupo de cultura responsable del Festival alSur. Todo bloqueado por el gobierno de Ballesta.

Ejemplos de participación bien: una web cuqui donde tú puedes elegir entre una serie de ideas cuqui, convenientemente limpitas de conflicto o aspectos malrolleros (ninguna referencia a la multiculturalidad del barrio o a sus problemas sociocomunitarios, nada que tenga que ver con el Cuartel no vaya a ser el demonio, etc etc), donde puedes confirmar que te parecen bien proyectos ya en marcha del Ayuntamiento (como el Murcia Río) y donde además tienes la tranquilidad (sabemos por la experiencia previa de Santa Eulalia) de que los resultados no van a decidir nada, ni presupuestos, ni actuaciones ni plazos. Estos días hemos sabido (esto sí) la nota de nuestra ciudad en el examen nacional de transparencia: puesto 38 de 52, muy deficiente. Nuestro instinto aborigen, prelingüístico, ya nos lo advertía desde hace tiempo.

Y esto, ¿qué significa? ¿Que va a haber que construir un fuerte y defenderlo con el séptimo de caballería lechera para desarrollar ADN El Carmen? Claro que no. Los comanches iremos, con la pipa de la paz correspondiente, y con un buen traductor. Para ver si nos enteramos de algo de lo que dice el hombre blanco. Pero también, ojo cuidao, para intentar que se nos entienda a nosotros de una vez. Ya os contaremos por aquí, si Manitú quiere.