Las estrellas no refulgen de igual manera que quienes se encargan de mantener alta la categoría del establecimiento. El resplandor oculta en muchas ocasiones la oscuridad de los pequeños office que son testigos mudos del drama de aquellas, las camareras de piso, las camareras de hotel, las ahora incluidas en la categoría de peones de limpieza. Yolanda es una de ellas, una de las 200.000 yolandas que dejan a punto en seis horas hasta treinta habitaciones de hotel. Es una de 'las Kelly', las que limpian, las mujeres que enferman mientras se baten récords de ocupación turística. Las que llevan dentro de sí el cansancio crónico, los dolores musculares, la ansiedad por los ritmos de trabajo. Las grandes consumidoras de ibuprofeno, junto con el resto de las limpiadoras de hogares o edificios, trabajadoras de la conserva, cuidadoras de nuestros viejos?

Las estrellas invisibilizan a estas mujeres, calladas, discretas, corredoras de pasillos. Las que responden cuando se les requiere con un siseo, porque están acostumbradas a no tener nombre. A las que pocos clientes miran a los ojos. Las últimas. Mujeres pobres. Mujeres y madres. Mujeres separadas muchas de ellas. Mujeres que no saben qué hacer con sus hijos e hijas para ir al trabajo. Mujeres que temen que un sonido de whatsApp las convoque a un turno no previsto. Mujeres extranjeras. Mujeres que tras escucharse unas a otras se han rebelado. Mujeres a las que el lamento ha dado paso a la pregunta: bueno, ¿y ahora qué? Mujeres que han traspasado la frontera de la resignación y han querido practicar ese lema que les une: «organízate si no quieres que te organicen». Han ido al Congreso, al Senado, a La Moncloa, al Parlamento Europeo. Han hecho teatro y han salido a las calles. Y lo han hecho porque sí, porque ya había llegado la hora de despertar.

Yolanda ya no teme mirar a la cara a un abogado de la empresa hotelera. Ni a un directivo. Ni tampoco a un inspector de Trabajo. Nunca se había leído un convenio ni descifrada una nómina. Ahora ya conoce en su propia carne las consecuencias de la reforma laboral de 2012 y por qué Ciudadanos y el PP no quieren tocarla. Ha trabajado en hoteles en los que dormir dos noches costaba lo que ella cobraba al mes. Entiende el precio que lleva aparejado el turismo como sector que tira de la economía. Como también lo que supone la externalización de los servicios. Por qué nadie quiere tener a trabajadoras a su cargo de manera directa. La mala conciencia por la explotación queda diluida cuando se disuelven las causas y las responsabilidades de aquella. Las empresas multiservicios multiexplotan a multitrabajadoras que son multitudes dispuestas a no callar. Ellas sí son una manada, porque se auxilian entre sí para lograr un fin noble que sobrepasa la supervivencia.

Y no están solas. Yolanda lo sabe. Porque es una de las protagonistas de Hotel Explotación/Las Kelly, el documental que la periodista y guionista Georgina Cisquella está terminando de producir tras acompañarlas durante un año y contar quiénes son, mostrar sus vidas, ilusiones, sus luchas. Quienes decidieron organizarse para reclamar sus derechos.

A las víctimas de la externalización y a las que se han quedado fuera de las plantillas de los hoteles, sin derechos y expuestas al despido cuando están de baja. A esas estrellas que a partir de ahora miraremos con brillo solidario en su camino por recuperar la dignidad.