La otra mirada, nueva serie de ficción y de época de TVE que se estrenó en su emisión el pasado miércoles con un share más que aceptable cercano a los diez puntos. Propuesta que aseguro tendrá una buena acogida y éxito; lo dice el lenguaje argumental, su ambientación y su espléndida fotografía. No olvido su excelente dirección técnica y de actores; volveré sobre esta circunstancia y sus protagonistas. No hay nada mejor que ver las cosas, la creación televisiva o cinematográfica también, con ojos nuevos y saneados. Aquí ocurre este conjunto de cosas que vienen a dar forma a una historia, en los años 20, de mujeres pero para todos. La serie está bien planificada y mejor contada con una estructura narrativa actualizada a los grandes medios técnicos que sin duda la televisión pública y sus empresas asociadas (Boomerang TV, en este caso) disponen. Se observa fácilmente en las transiciones de las secuencias, en el ritmo acogedor del argumento. Ayudan al placer de la nueva mirada, los exteriores elegidos para las grabaciones; a mí me gusta llamarles rodajes y hacerme la ilusión de que hablamos de celuloide, viejos sentimientos que me afloran; la fotogenia de Sevilla y la excepcional influencia de la luz sorollesca, aún acrecentada cuando el invasor es el azul marino, el viento y los ropajes jugando en la cuna que mece la luz y la sombra. Disponen de un gran plató para la producción necesario para una importante escenografía ambiental.

La serie cuenta con una solvencia digna de mención; en el equipo de dirección está el murciano Pablo Guerrero que viene de saturarse de éxito en la todavía en pantalla, al borde del milagro, El secreto de Puente Viejo; le acompañan al joven director en la responsabilidad Luis Santamaría, Mar Olid, Fernando González Molina y el dramaturgo Miguel del Arco; nombres nuevos del cine español, pero ya con una carrera conocida y llena de brillantes trabajos. Están en el resplandor del cine actual español.

La esperanzadora serie está interpretada por un elenco de jóvenes actrices a las que la popularidad le abrirá la puerta muy pronto; por la preciosidad de su imagen y por esa querencia que la cámara tiene (nunca se saben la razones absolutas) sin olvidar el poderío dramático, sereno y profesional de algunas de ellas, integradas, perfectamente, en la historia que se cuenta, que es narrativa nueva por su presencia insolente a través del tiempo. Ellas son: Macarena García ¡ay Macarena! Patricia López Arnaiz, Ana Wagener y Cecilia Freire. Junto a ellas, los veteranos, el gran coro necesario para sacar adelante un preciosista proyecto, tan actual como clásico. Eso sí, repito, con ojos nuevos. Me satisface especialmente dar cuenta de este producto que va a enamorar a una nueva audiencia fiel, sin duda, que seguirá la trama de su ficción. Lo veremos, la veremos. Tenemos garantizada felicidad una noche a la semana.