Los grupos de izquierdas en el Ayuntamiento de Murcia han animado siempre mucho la vida municipal. Y este mandato, en el que por primera vez hay formaciones neófitas, no iba a ser una excepción. En la primera etapa del alcalde Miguel Ángel Cámara las trifulcas de entonces de IU se hacían públicas en los plenos. Aún hay ecos de esa sesión plenaria en la que el concejal Antonio Prefasi pedía amparo por el ‘acoso’ al que estaba siendo sometido por parte de sus compañeros de bancada.El edil de izquierdas acabó pasándose al grupo mixto.

A lo largo de este mandato se han sucedido distintos episodios en un escaso margen de tiempo. Primero, el concejal de Ciudadanos Javier Trigueros decidió romper con la formación naranja y pasarse al grupo no adscrito, en el que acabó también Luis Bermejo, de Ahora Murcia, cuya historia tuvo como desenlace la dimisión y la recuperación por parte de la marca blanca de Podemos de su tercer representante en la Corporación.

Entrado el año 2018 asistimos al trueno gordo, pero no por parte de la oposición. La novedad vino del Gobierno local, sustentado por el PP. El entonces concejal de Fomento, Roque Ortiz, protagonista del caso de los audios, entregaba el acta de concejal y afirmaba irse con la cabeza alta y sin estar imputado, «no como otros», dijo. Y no le faltaba razón. Se marchó por higiene democrática y asumiendo la responsabilidad ética de una persona que ha cometido un error de bulto, un gesto que le honra y que otros y otras debieran imitar por el bien de sus partidos y por la necesidad de volver a poner en valor la gestión política y recuperar la confianza ciudadana.

Cuando ya nos habíamos recuperado del caso Roque, ha saltado a la palestra un nuevo caso en Ahora Murcia, un grupo que no gana para sustos y que cree erróneamente que hay una persecución contra la concejala Ángeles Moreno Micol, que ha sido el azote del urbanismo en Murcia, incluso antes de entrar en el Ayuntamiento. Estelares fueron sus denuncias desde Huermur, entidad a la que también ha salpicado el escándalo, y antes de ser representante pública con sus trabajos altruistas de asesoramiento al grupo socialista en la época de Pedro López y a IU cuando era portavoz Esther Herguedas.

El nuevo grupo de izquierdas, que se creó a raíz de la ruptura de las confluencias de donde salió Cambiemos Murcia (el otro grupo neófito) de la Glorieta, se la juega en este nuevo caso debido, entre otras cosas, a uno de sus postulados de creación y funcionamiento, que constituyen la espina dorsal de su filosofía política. La regeneración política es una de sus señas de identidad y por eso invitaron a Bermejo a salir de sus filas. Creían que el edil había quedado desautorizado como defensor de la ética política al trascender que tenía una empresa con un imputado en el caso Umbra. Una empresa que se formó antes de que el dimisionario fuera concejal.

El caso de Micol, donde hay desde una empresa a nombre de su hijo, que casualmente es ahora el presidente de Huermur, hasta acusaciones de presuntas irregularidades por parte de un club náutico con amenazas de ser llevadas al fiscal, supone algo más que una china en el zapato de Ahora Murcia, que ya ha pedido explicaciones a su concejala sin que ésta las haya dado de manera pública y directa a este periódico, que ha destapado el caso. Los requerimientos para que ofrezca su versión han sido numerosos y, de momento, ha dado la callada por respuesta. El grupo de izquierdas puede saltar por los aires y poner en un aprieto a Podemos, que hasta ayer no ha dijo esta boca es mía, en un momento delicado por la precampaña que ya se ha iniciado de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2019. La actitud de mesura de Ahora Murcia en este caso contrasta con la rapidez con la que actuaron en el caso de Bermejo, un concejal que no contaba con los favores ni de Alicia Morales, portavoz de Ahora en el Ayuntamiento, ni con la del líder regional de Podemos y diputado en la Asamblea Regional, Óscar Urralburu. Parece que ambos le han ofrecido su escudo y su capa sin tener en cuenta los daños colaterales que ello podría ocasionar. Por nadie pase.

El PSOE, dando espectáculo. La presentación de candidatos a las primarias del PSOE local ha agrandado la brecha que había en el grupo socialista en el Ayuntamiento, donde la portavoz de grupo, Susana Hernández, incluso llegó a estampar su firma en el documento que la acreditaba como contrincante de José Antonio Serrano, el médico del Morales Meseguer que cuenta con el apoyo de la dirección de Princesa. Finalmente, Hernández fue convencida, al parecer, con promesas de futuro y por la percepción de que gente allegada que la apoyaba le retiró a última hora su brazo: pedáneos socialistas y algún que otro concejal de su cuerda. Sin embargo, un miembro de su agrupación (la de Espinardo) tiró para adelante. Federico Pastor, si consigue los avales, será el contrincante de Serrano.

Lo alucinante es que la actual portavoz ha prestado su aval a Serrano y no a Pastor, que es de su agrupación. Una de las razones podría ser que muchos piensan que el militante de Espinardo es el tapado de Pedro López, el candidato a la alcaldía defenestrado por Rafael González Tovar (exlíder regional), una hipótesis que el exportavoz municipal desmiente a quien le quiera escuchar. López y Hernández se toman el chocolate de espaldas desde hace años, lo que supone en todos estos procesos echar más leña al fuego. Por cierto, López quería llevar en su lista electoral a Ángeles Moreno Micol, la concejala de Ahora Murcia que está en estos momentos en el ojo del huracán por sus trabajos privados.

Ni un guionista de series enredaría tanto la trama del PSOE.