Hay dos injusticias en España, que, no serán las más flagrantes, cierto, pero sí me sublevan cantidad, que se dice de un tiempo a esta parte. Una son los impuestos de sucesiones insoportables, que hacen al heredero ser un perfecto desgraciado el resto de su vida. Otra es la prohibición a los pensionistas de tener otra entrada de dinero distinta a la de la pensión, si es por rendimiento del trabajo. En particular, les afecta a los creadores exitosos, los cuales no pueden cobrar más allá del salario mínimo correspondiente a un año. La pena asignada es quitarles la pensión.

Una herencia no puede arruinar a nadie. Y no hay vuelta de hoja. No todo el mundo está capacitado para discernir una herencia tóxica de una herencia potable. La admisión de herencia debería conllevar el asesoramiento gratuito de un profesional. Lo mismo que hay abogados de oficio, que existan abogados de oficio para las sucesiones. Igual. Hay casos de pensionistas mínimos, agobiados por las cargas que la Administración ha ejercido sobre ellos, con motivo de haber aceptado una herencia malhadada.

Y nadie puede perder el adeudo del Estado por haber ganado un premio o haber aceptado un contrato, haciendo uso de su sacrosanta libertad. Además, en el caso de los artistas, se priva a la sociedad del fruto de su genio. Muchos creadores, en todos los campos del Arte, están paralizados porque pesa sobre ellos la amenaza de pérdida de salario de jubilación.

En ambos casos estamos ante una pérdida de libertad del individuo. Nadie se arruina la vida sin saberlo de antemano. El Estado abusa de los mal informados, actitud indigna. Y el Estado no es quién para interferir en la relación artista-sociedad. Amenazar con quitar la pensión es un abuso notorio, y un chantaje, propio de las ideologías totalitarias y colectivistas de un tiempo anterior.

El aumento de la recaudación ha de venir por el crecimiento económico verdadero. Nunca por estos métodos estalinistas de apropiación de lo ajeno. Las propiedades ya cotizaron en tiempo del dueño en vida de los bienes. Y no es que caduquen las cargas que debió soportar el finado, es que no deben tener nuevas cargas al pasar a los herederos. El Estado no es heredero natural de nadie. De nadie. Y el Estado es nadie para chantajear con las pensiones de los creadores. Las pensiones de los artistas jubilados son de ellos. El Estado es mero administrador. Y la gente que cotizó los años previstos en la ley, ya ha cumplido todos los requisitos para que siga cobrando su pensión hasta el final. No hay perspectiva distinta a la antedicha.

En ambos casos, estamos ante un abuso del Estado. Y debe ser corregido, independientemente de que sean o no competencias concedidas a las autonomías. Yo te acuso, Estado.