Las personas, precisamente por el intelecto que nos caracteriza, podemos decir no como seres libres cuando se nos utiliza para algo que va en contra de nuestros criterios y de nuestro instinto de conservación. El Lunes Santo de 2018 quedará en la memoria regional como aquel en el que seis organizaciones de carácter apolítico y sin intereses económicos dijeron no a un Comité de Participación Social que se creó a demanda de ellas mismas.

Dijimos no porque sabemos lo que decimos, hacemos, defendemos y creemos. Y porque el Mar Menor forma parte de nuestro día a día, de nuestro tiempo libre, nuestro esfuerzo altruista y voluntario, casi vocacional, yo diría. Quedamos fuera de la esfera del poder pero estamos dentro de la de la realidad.

El Comité de Participación Social desde su creación y en cada una de sus reuniones ha servido, como consta en sus actas, para que el responsable de la consejería de Medio Ambiente informe de los proyectos que ya han aprobado y que se ejecutan. Hemos tenido voz para rebatirlos, sí, porque de lo contrario hubiese sido imposible constituir un comité que lleva las palabras participación social, pero no hemos tenido voto.

Y claro que hemos hecho propuestas, ruegos y solicitudes no solo en ese Comité, sino a diario, tales como nuestra demanda de ejecución de la estrategia, pagada y consensuada con la participación social; la elaboración y aprobación de una Ley de protección integral para la laguna, que tristemente no parece estar en la agenda de nadie con capacidad ejecutiva; de soluciones al proyecto vertido cero paralizado desde hace meses y sumido en la incógnita; de agilidad ejecutoria y vigilancia; de participación en el comité científico para enlazarlo con la sociedad, también hemos solicitado el listado de proyectos con cuantía, objeto, equipos y plazos, y siempre hemos sido honestos y valientes trasladando el cambio que pedimos en las sesiones del Comité.

¿Por qué no lo entienden como propuestas? Estas son nuestras propuestas públicas, reiteradas y transparentes.

La lealtad de estas seis asociaciones libres y apolíticas es con el Mar Menor. Si esto no puede entenderse es que no hablamos el mismo idioma, pero es aún peor, porque ligar la lealtad a cualquier cargo electo democráticamente es absurdo, puesto que el poder del Estado en España reside en el pueblo español. El pueblo español en general, y en este caso, los que estamos a pie de orilla del Mar Menor, que somos los que hemos denunciado la situación, activado mecanismos que ahora funcionan, y los que le hacemos un seguimiento sin tregua para evitar nuevos errores.

En la reunión del Comité Social del pasado 12 de febrero de 2018 se nos presentó el proyecto de «los ensayos de aspiración experimental de sedimentos y arenas para la recuperación de los fondos marinos» en el que descubrimos el artilugio finlandés aún sin bautizar. Al día siguiente, en prensa, apareció funcionando a pleno rendimiento con el visto bueno ¿del Comité Social? Desde entonces, hemos preguntado reiteradamente por los trabajos que se veían de impacto y que incluía también episodios de maquinaria pesada en el Mar Menor que ha desatado la alarma ciudadana y el silencio del Comité Científico. Y en estas llega la convocatoria de un nuevo Comité Social para dar cuenta de los trabajos de la ´araña´ en tarde de procesiones y tradiciones en esta Región que dicen conocer bien, con lo que la paciencia y el autorespeto tienen un límite igual que el Mar Menor tiene el suyo y así lo demostró.

La portada de LA OPINIÓN de Cartagena a la mañana siguiente de la reunión de este último Comité Social, ya sin las seis organizaciones que nos dimos de baja refleja un titular gigantesco, casi mayor que el trono de La Piedad y sus promesas de personas de fe que ruegan lo imposible, que rezaba: «La araña funciona mejor de lo previsto». Blanco y en botella, nos hemos enterado. Esta nueva artrópoda futurista ya es coloquialmente conocida, así como el balneario, el caldero, la Perdiguera, la Encañizada o la Patrulla Águila. Lo que evolucionamos, que se ha hecho de un parche al final de una cadena de impactos, la solución.

Los seis díscolos no queremos eso, los seis sumamos muchísimas personas preparadas y comprometidas que demandamos soluciones en origen y cambios de modelos productivos insostenibles por otros respetuosos con el medio natural que legaremos, también productivos, pero de futuro. Así se lo hemos hecho saber al Comité Social. Desde Pacto por el Mar Menor, como plataforma ciudadana apolítica cuyo único objeto es la recuperación y conservación de la laguna, hemos elegido decir NO porque somos sociedad y nos debemos lealtad a nosotros mismos y al medio que nos permite convivir.

Es esa lealtad la que nos hace seguir trabajando con ilusión y compromiso. Por ello estamos ya con el siguiente paso: comprobar que el Plan de Gestión Integral de los Espacios Protegidos Mar Menor y Franja Litoral Mediterránea de la Región de Murcia presentado al Consejo de Gobierno el miércoles 28 de marzo, incluye las aportaciones que hicimos en septiembre de 2016 a un Plan que ya estaba redactado y adormilado. Un Plan que precisa de una Ley Integral y que ejecutaría una estrategia ya realizada dotada con fondos, más allá de convertir las Encañizadas en un centro lúdico, o de permitir urbanizar los últimos perfiles de costa virgen.

Queda aún mucho por hacer, pero por suerte, sabemos decir no.