Según las últimas encuestas del CIS, la corrupción es una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía, oscilando entre la segunda y tercera posición y solo superada por la marcha de la economía y el desempleo. Esta preocupación aumenta año a año al mismo tiempo que se conocen más casos de corrupción. La cuestión es clara. No estamos ante casos puntuales que se puedan combatir de forma aislada, estamos ante tramas de corrupción generalizadas y complejas y con un común denominador: utilizar las instituciones para servir al partido y lucrarse personalmente. En este país la mayoría de casos de corrupción son con ánimo de lucro.

Es cierto que hay varios partidos implicados y que el PSOE o la extinta CiU tienen importantes casos pendientes, pero esto no puede hacer que ignoremos que el protagonista de la corrupción en España es el Partido Popular, una formación que está podrida de corrupción y que está imputada como partido por la destrucción de los discos duros de Bárcenas. La posibilidad de imputar a partidos políticos se introdujo en el Código Penal en 2012, lo que salva al PP de ser incluido en otras tramas en las que sí se verifica su responsabilidad.

Son innumerables los casos de corrupción del Partido Popular que han puesto en duda el mismo sistema democrático y la limpieza de las elecciones. En tramas como Gürtel o Púnica está quedando acreditado que el PP iba a las elecciones ´dopado´, es decir, con una financiación ilícita que le permitía hacer un gasto en campaña muy superior al del resto de partidos. Las suyas han sido victorias electorales labradas utilizando las instituciones en su beneficio. Como dice una sentencia, «se adjudicaban contratos en condiciones perjudiciales para la Administración a cambio de donaciones en B para las campañas electorales». Al final todos pagábamos las campañas del Partido Popular.

En el municipio de Murcia no hemos sido ajenos a estas dinámicas, al contrario. El PP municipal ha sido probablemente uno de los alumnos más aventajados. Casos como el Umbra o la pieza separada de Nueva Condomina demuestran que el urbanismo en Murcia se labró sobre la corrupción. Tenemos un exalcalde, Miguel Ángel Cámara, que, según informes de la Agencia Tributaria, no retiró dinero en efectivo de sus cuentas durante 2005 y 2006. No sacó ni un euro con la tarjeta, ni por cheque ni tampoco por ventanilla. En los años 2007 y 2008 apenas retiró cheques, menos de 4000 euros.

En este contexto hay que analizar las declaraciones de Roque Ortiz. Sus palabras demuestran la impunidad con la que el PP se siente y demuestran que las prácticas caciquiles son conocidas por todos los dirigentes del partido, son aceptadas y utilizadas. La dimisión de Roque Ortiz es una buena noticia para el municipio de Murcia, era uno de los concejales más intransigentes del equipo de Gobierno. Pero su dimisión no soluciona el problema. De sus palabras se puede desprender que el PP ha forzado a empresas a contratar a personas a dedo, personas a las que luego se les exige que voten y hagan campañas por el partido, porque si no lo hacen serán unos ´marranos´, aprovechando las situaciones de necesidad y elevadísimas tasas de paro para comprar votos y voluntades, con dinero público, eso sí.

Pero no solo eso se desprende de la grabación. También queda patente que este equipo de Gobierno, con el alcalde presidiendo el municipio y la reunión, utiliza la institución como su cortijo, por eso afirman que invertirán el dinero en las pedanías con el único criterio de beneficiar al PP, sin concurso público ni transparencia. En esa reunión se detallan todas las inversiones pedanía por pedanía, una información que no tienen ni las Juntas ni los grupos de la oposición. Por eso es tan importante paralizarlas, para evitar que sigan tratando a las pedanías como su chiringuito y que se hagan de manera transparente.

Y con todos estos datos nos tenemos que hacer una pregunta: ¿es legítimo el Gobierno de Ballesta? ¿Ganó de forma justa los doce concejales que tiene? Cuanto menos hay fundadas razones para dudarlo. Y ante esa duda los grupos de la oposición solo tenemos una salida, echar al PP de La Glorieta, abrir los cajones y regenerar la vida municipal. Quien no firme la moción de censura estará permitiendo que continúen estas prácticas..