Si miramos atrás, la Universidad de Murcia ha realizado grandes avances en el campo de la internacionalización, especialmente mediante la promoción de acuerdos y el impulso de los programas de movilidad Erasmus. Esta labor se refleja en el progresivo incremento del número de alumnos propios que se forman en el exterior, pero también en la incorporación de estudiantes extranjeros en nuestros cursos e incluso en la vida cotidiana de la capital, pues un porcentaje elevado de ellos recalan en la Región transformando el ambiente cultural de nuestro entorno.

No obstante, en comparación con el resto de universidades españolas, uno de los puntos débiles de la Universidad de Murcia continua siendo la escasa capacidad de atracción de estudiantes extranjeros. Según el primer informe de rendición de cuentas presentado el pasado día 8 de febrero, apenas un 0,8% de extranjeros se matriculan en títulos oficiales; por otra parte, los alumnos 'erasmus' que se van representan un 2,1% y un 1,9% los que llegan a Murcia; también un punto por debajo de la media española. En el ámbito de la docencia e investigación, sólo un 1,3% procede de otros países y la tasa de publicaciones internaciones es la menor de las diez universidades europeas comparadas en el estudio.

Ahora ha llegado el momento de reflexionar sobre esta situación y afrontar los desafíos pendientes. Para ello tendremos que establecer conexiones cada vez más estrechas entre los distintos factores implicados, a fin de tejer una red consistente de apoyo a la internacionalización a corto y medio plazo. Es decir, hemos de trabajar para que la movilidad no se encuentre desconectada de la innovación docente, la investigación y la transferencia. Además, debemos conducir los esfuerzos de promoción de nuestros estudiantes hacia la cooperación y la integración social; y ello no sólo por imperativos del espacio europeo, sino ante todo porque vivimos en una Región con más de medio millón de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, según datos de 2017, un índice siete puntos superior a la media en España.

Los desafíos serán afrontados con éxito en la medida en que adoptemos una visión de nuestras posibilidades más global y mejor adaptada a la realidad. En relación con los alumnos murcianos, debemos apoyar con fondos propios a aquellos que no pueden desplazarse al extranjero por falta de recursos. Pero también es prioritario proporcionar una formación en idiomas de calidad a nuestros estudiantes desde casa; con ello ampliaremos sus posibilidades de acceso al empleo cualificado, además de habilitarlos para interactuar en igualdad de condiciones en un mercado laboral en plena transformación. En este sentido, es urgente fomentar un itinerario de formación en lenguas a lo largo de los estudios desde el momento del acceso; junto a una variada oferta de cursos desde el Servicio de Idiomas. La promoción de idiomas convenientemente acreditados, y con matrículas asequibles, debe ser motor para el acceso a los estudios de postgrado y extender la cultura del aprendizaje a lo largo de la vida.

Desde un punto de vista externo, no debemos engañarnos, en muchos casos en la elección de Murcia como meta del estudiante extranjero influyen nuestros abundantes días de sol, con una calendario de fiestas de nunca acabar. Pero, aprovechando los incentivos turísticos, tendremos que potenciar también unos servicios mejores. En otras universidades españolas la captación de estudiantes extranjeros supone una de las principales fuentes de financiación externa. Este reto implica la traducción y adaptación de las páginas web de la UMU al público extranjero, especialmente a los alumnos que puedan venir para cursar estudios completos. Así como proporcionar la formación necesaria al personal que los acoge más allá del Área de Relaciones Internacionales. Si nuestro personal estuviera más familiarizado con sistemas universitarios externos, los visitantes serían mejor atendidos tras pasar por nuestro International Welcome Point, lo cual revertiría en una mayor satisfacción durante su estancia y en la mejor tarjeta de visita para futuros estudiantes foráneos.

En relación con nuestra capacidad de atracción del estudiante extranjero en estudios completos, otra tarea pendiente para la promoción de la institución pasa por la implantación de una oferta formativa de excelencia en Español Lengua Extranjera. El Servicio de Idiomas ya cuenta con una trayectoria de prestigio y una larga colaboración con el Instituto Cervantes, lo cual ofrece el marco ideal para promover cursos ELE presenciales y on line, cursos de cultura estivos o de formación docente. De este modo muchos más alumnos y profesores extranjeros nos visitarían y propiciaríamos su incorporación a los estudios propios, especialmente en los niveles de máster y doctorado.

Desde la perspectiva del personal docente e investigador, es necesario apoyar las tareas de impartición de grados bilingües y reconocer adecuadamente la labor de los tutores y coordinadores de programas de movilidad y proyectos. Así como facilitar su labor proponiendo un modelo más sencillo para la firma de acuerdos y convenios internacionales. La demora y burocratización de los trámites trae como consecuencia el desánimo de los promotores internos y extranjeros y la pérdida de valiosas oportunidades de intercambio. Dichos acuerdos son la piedra angular para la proyección de nuestra investigación en el exterior, y en gran medida de ello dependerá nuestra tasa de publicaciones internacionales.

Finalmente, desde la perspectiva de la cooperación, la Universidad e Murcia puede lograr una proyección internacional en beneficio de la sociedad local. En las nuevas convocatorias Erasmus+ ya se contempla la formación de cooperantes y la promoción del voluntariado. En este sentido es oportuno continuar la valiosa experiencia de Campus Mare Nostrum, mediante la búsqueda de nuevas alianzas con organizaciones e instituciones extranjeras dentro del marco de la Cooperación Universitaria al Desarrollo; y apoyar las iniciativas ya emprendidas del plan RefugiUM. Todavía son muchos los caminos por explorar para que el conocimiento generado por la comunidad universitaria pueda mejorar de forma sostenible y solidaria nuestro entorno, aunque los jóvenes estudiantes ya se han puesto en marcha y nos lo demandan.

Avancemos, pues, por todas estas vías de internacionalización de manera decidida y coordinada y estaremos sin duda más cerca de lo que se nos exige como institución y como personas.