La extracción de aguas subterráneas y la imparable transformación ilegal o incontrolada de secano a regadío, puede acabar con las fuentes y manantiales del Noroeste, por lo que la Fiscalía va a tener mucho trabajo en los próximos meses cuando comience a investigar la gravedad de lo que viene sucediendo aquí.

Estos abusos se vienen cometiendo al autorizar concesiones de riego, sobre todo a grandes propietarios o empresarios, por parte de la CHS, con inscripciones de superficies y volúmenes muy superiores a los que tradicionalmente se venían regando, unas mil Has. solo en el término de Caravaca, en contra de lo establecido por la Ley de Aguas del 1985, así como en posteriores e imparables transformaciones de secano a regadío, que en el mejor de los casos han derivado en expedientes sancionadores que no se concluyen y ni mucho menos tienen como resultado que se deje de regar donde nunca se debió regar.

Por tanto, la planificación de los recursos hídricos, al final, es una política de ´hechos consumados´, con la Administración supeditada a los grandes grupos de presión, de manera que se libran de cumplir las sanciones, de restituir lo alterado y reparar el daño medioambiental causado, para finalmente consolidar lo ilegal. Estimamos que la superficie que se está regando actualmente en la Comarca ha aumentado cerca de un 50%, respecto de la que se venía regando a principios de los 90.

La Fiscalía debería investigar, cuanto antes, cómo es posible que una disposición de rango inferior, como es el Plan de Cuenca, trasmute lo ilegal en ´norma´, en contra de lo establecido en Ley de Aguas, al hacer posible la consolidación de los regadíos ilegales anteriores a 1998. Algo similar sucedió con los Planes urbanísticos que consolidaron cientos de miles de construcciones ilegales por toda la huerta murciana, porque después vendría la peor época, la de los disparatados grandes macroproyectos urbanísticos, planes parciales y resort, cuyas consecuencias todavía estamos pagando.

Coincidimos con lo apuntado por el prestigioso Premio Nacional de Medio Ambiente, señor Costa Morata, en un reciente artículo: «Murcia al final de la escapada», con relación a la denuncia al juzgado del fiscal jefe, Díaz Manzanera, por la destrucción del Mar Menor, cuando resalta que la citada denuncia es: «Un texto currado con lealtad y esmero, al que deberán seguir otros, de parecido tenor, sobre distintos espacios machacados por esta actividad tan perniciosa, como el Noroeste (donde se enseñorea la triada murciana de ilegalidad-intimidación-impunidad».

La sobreexplotación de las reservas hídricas del Noroeste es ya muy patente, la consecuencia es la disminución paulatina de los caudales en todos sus nacimientos, que han perdido, de media, en torno al 60% respecto de los caudales de principios de los años 90. Esta sobreexplotación de acuíferos no se puede desligar de la imparable transformación ilegal de secano a regadío que se viene produciendo desde finales de los 80, por parte de grandes empresas ajenas al territorio, fenómeno que se ha agudizado en los últimos años.

No queremos, por tanto, que la agricultura que ha destrozado en buena medida el Mar Menor, ahora termine con el Noroeste. No queremos esperar a que las fuentes estén prácticamente secas, frente a un mar de pozos que esquilman acuíferos que finalmente quedan contaminados por nitratos, sulfatos...; en resumen, no queremos que nos quiten el agua y además nos contaminen, de modo que nuestras aguas, ya sean subterráneas o superficiales, o lo que quede de ellas, se conviertan en otra edición de la ´sopa verde´ que anuncie un nuevo desastre ambiental en el Noroeste, cuando ya sea difícilmente reparable.