21 de ENERO

A Marrakech. Amanece cuando dejamos atrás Molina de Segura. Mientras repongo combustible en la gasolinera contemplo todas esas sierras que puedo nombrar una a una (Ricote, la Pila, la Espada, Lúgar, el Corqué, Baños) teñidas ahora de un color rosáceo bajo las primeras luces del día. De ellas desciende un aire fresco que me roza la cara. Un cernícalo aletea a escasos metros del coche. El panorama es magnífico. Hace unos días leí que John Kennedy Toole, al ver por primera vez un cielo densamente estrellado lejos de Nueva Orleáns, le dijo a su amigo Laird: «Tengo que escribir un libro». En este momento siento el mismo impulso que embargó esa noche a Toole: plasmar la extraña belleza y variedad del mundo a través de la escritura. Teresa y yo debemos tomar un avión en Madrid, a media tarde, que nos llevará a Marrakech. Puede ser un buen día para empezar este diario, un diario que (me temo) será cualquier cosa menos privado.

22 DE ENERO

En el zoco. Marrakech: no podría describir su medina sin incurrir en lugares comunes. El populoso zoco, con sus aromas, sus colores y sus motocicletas siempre a un centímetro de atropellarte. La célebre plaza Jemaa El Fna, con sus encantadores de cobras, sus músicos bereberes y sus cuentacuentos. Juan Goytisolo y Elias Canetti ya han escrito todo lo que había que decir al respecto, y no seré yo quien pueda mejorarlo. El turista europeo que acaba de llegar a la medina se halla tan deslumbrado por las imágenes que le rodean que puede ser presa fácil de los truhanes que permanecen al acecho en cualquier rincón. Compinchados entre sí, su modus operandi suele ser éste: uno de ellos se hace el encontradizo y te pregunta si buscas algún lugar (pongamos que las curtidurías o el barrio judío); a continuación llama a otro que pasea por la calle y que, casualmente, ya se dirigía hacia allí; este segundo insiste en que te acompaña por simple amabilidad, pero, al final, te exigirá dinero por haberte servido de guía.

Conducidos por uno de estos tunantes hemos visitado a mediodía las curtidurías de Marrakech. Los bereberes están especializados en la piel de animales grandes (dromedario y vaca) y los árabes en la de animales pequeños (cabra y oveja). Los pellejos son sometidos durante dos meses a baños sucesivos de cal viva, excremento de paloma, arena, aguasal y corteza de árboles. Hundidos en estas cubetas hasta la cintura, los curtidores tienen sin duda una de las profesiones más repugnantes del mundo. Tan enfrascado iba en tomar notas y fotos de todo cuanto veía que, sin darme cuenta, he hundido ambos pies en un canal de evacuación por el que circulaba un líquido espeso y maloliente. El faux guide me ha lavado los zapatos y las perneras del pantalón regándome con una manguera, con lo que al menos se ha ganado parte del sueldo que hemos acabado pagándole.23 DE ENERO

Casablanca. Ésta es la primera vez que participamos en un viaje organizado. Nuestro guía se llama Naoufal y es joven, tangerino y lenguaraz. En el autobús viajamos diez españoles procedentes de distintos puntos del país. La primera parada del trayecto es una ciudad caótica y famosa gracias a una película que ni siquiera se rodó aquí, Casablanca. En este caso, la ficción ha precedido a la realidad: ante la insistencia de los turistas en tomar una copa en el Rick’s Café, en 2004 se construyó en la antigua medina una reproducción exacta del célebre local que regentara el personaje de Bogart, y que sólo existió como decorado de Hollywood.

En la carretera de Casablanca a Rabat, nos detenemos a almorzar en una estación de servicio. Teresa y yo comemos en un local donde se sirve cocina marroquí; el resto opta por un McDonald’s.24 de ENERO

Fez. En el siglo IX, millares de cordobeses se asentaron en Fez huyendo de las represalias del emir Al Hakam. No sin cierta presunción, me pregunto si compartiré acervo genético con algunas de las personas que pasean por aquí; de hecho, he visto una chica que se parecía mucho a la hija de mi hermano. La medina de Fez es uno de los lugares más asombrosos que puedan visitarse. Algunas calles son tan estrechas que es preciso recorrerlas de medio lado, y las motocicletas están prohibidas. Cuando Naoufal nos ha dicho que estábamos a punto de entrar en una máquina del tiempo empleaba sin duda una frase hecha, pero no por ello menos cierta. Hacinados unos encima de otros, los fasíes visten, trabajan y se comportan como lo hacían en la Edad Media. La paradoja es que, apenas a un kilómetro extramuros, se levanta el gran centro comercial Borj Fez, que nada tiene que envidiar a los europeos y donde todo el mundo camina manipulando sus pantallas táctiles; Rihanna o Shakira resuenan por los altavoces y las pocas chilabas que se ven resultan anacrónicas: un salto de setecientos años en apenas unos minutos.

25 de ENERO

Compañías. De esa efímera familia que constituye un grupo de viajeros, con quienes hemos trabado más amistad es con Leopoldo y Julie, que proceden de Cuenca y de Leeds, respectivamente. Ella es bastante más corpulenta que él. Ambos sobrepasan los sesenta y regentan una tienda de bebidas y objetos para playa en Mallorca. Pasamos la noche con ellos en un campamento de jaimas, a orillas del Sáhara y bajo la luz de la luna, que los bereberes llaman yur. Durante la cena nos cuentan que hicieron bastante dinero manufacturando unas gorras de las que brotaba un enorme pene, hasta que los japoneses las copiaron y empezaron a venderlas mucho más baratas. Creen en las camas-pirámide y en la curación del cáncer mediante una planta llamada kalanchoe. Tienen un hijo bastante excéntrico que los ha convencido para invertir todo su dinero en bitcoins, porque Europa entrará en guerra en 2020 y el mundo que conocemos se vendrá abajo. Les pregunto de dónde ha obtenido su hijo semejante información. Me contestan que se ha hecho experto en astrología.