La grabación del exconcejal Roque Ortiz y la carta de dimisión del que fuera el edil de Fomento más breve en la historia reciente de la Glorieta serán en un futuro estudio de la hermenéutica, esa disciplina que se dedica a la interpretación de textos y hechos acaecidos. Y lo será por la carga y la intención con que fueron dichas esas palabras (la de la grabación) y las que aparecen en la misiva del dimisionario (dirigida a su amigo, el alcalde de Murcia, José Ballesta), que reflejan varias cosas. Por un lado, la forma de hacer de los populares en distintos ámbitos municipales, y por otro lado, la contraposición de cómo se van unos de la política y cómo se van otros, en un claro mensaje a la dirección del PP, que mantiene a distintos cargos imputados en puestos públicos.

El caso Roque marcará un antes y un después en este mandato y también en las cuestiones domésticas de un partido que ve el futuro muy oscuro por el avance de ciertas fuerzas políticas, el nacimiento de partidos con personas relevantes populares y de otras corrientes ideológicas y el escaso liderazgo demostrado por los que debieran ser punta de lanza del partido de gobierno. La crisis vivida en la Glorieta no se ha acabado ni mucho menos. Todo lo contrario. Lo bueno está por llegar y los periodistas van a tener que afilar el lápiz y comprarse una nueva libreta de tanto que van a tener que contar.

Relación y lista de ´colocados´ en las contratas. Hay ya un grupo político que está recabando material al hilo de lo que dijo Ortiz en esa reunión con los alcaldes pedáneos del PP y miembros de los populares en las juntas vecinales de las pedanías. Ya tienen un buen puñado de nombres que presentar a esa comisión de investigación que se creará en el Ayuntamiento para certificar si ha habido o no enchufismo y si el partido de gobierno local tiene una red clientelar. Esa relación nominal también podría ser remitida a la Fiscalía para dar más solidez a la denuncia presentada por los socialistas, que llevaron al Ministerio Público la grabación de Roque Ortiz. El fiscal es previsible que presente denuncia en el juzgado y se lave así las manos, pasándole la patata caliente al otro estamento jurídico, que podría empezar a pedir papeles a la Glorieta, lo que supondría una nueva china en el zapato para el alcalde, que ha vivido las peores semanas desde que tomó posesión del bastón de mando con la ayuda-abstención de Ciudadanos.

Y hablando de listas. Otra lista que está por hacerse, y también de colocados (el PP huye de las primarias), es la electoral. Hasta el caso Roque, los populares mantenían soterrado el debate de quién sería el cabeza de cartel para Murcia, una plaza importante a nivel regional, ya que supone prácticamente una tercera parte de los votos en juego en las elecciones autonómicas. Con la imprudencia del exconcejal y su dimisión, el PP se ha tirado al monte y la ejecutiva regional ya ha abierto el melón. De hecho, hay un nombre encima de la mesa. Se trata de Juan Bernal, el que fuera consejero y vicepresidente en la era Valcárcel. Bernal cuenta con el apoyo de una parte del partido y su designación como candidato a la alcaldía podría ser el revulsivo que los populares estarían esperando para cerrar la etapa de Cámara y la de Ballesta, que los partidarios del exconsejero ya califican como de transición. Bernal tiene muchas cosas a su favor, pero cuenta con otras en contra. Una de ellas es similar a las que tuviera Ballesta en su momento: ninguno de los dos tiene empatía alguna con las pedanías, un territorio en el que vive más de la mitad de la población del municipio de Murcia y que es concluyente a la hora de dar o quitar gobiernos. Otro de los nombres que siempre suenan en las quinielas de los populares para cualquier cargo es el de Antonio Gómez Fayrén, un hombre de partido con cargo en la primera etapa de Valcárcel y que vive alejado de la política, pero que podría decidirse si el PP en bloque le pide ayuda. Aunque en estos momentos está fuera del foco de su partido, alguna que otra vez le ha pedido consejo el actual presidente de la Comunidad y presidente del PP, Fernando López Miras, que tiene a pocas personas en las que confiar (una de ellas podría ser precisamente Fayrén).

Malos rollos. Si el PP a nivel regional tiene su ´conflicto´ con los populares de la Glorieta, tampoco es seguro que el alcalde Ballesta y su equipo quieran repetir para las siguientes. Es evidente que el actual mandatario está cansado de luchar en un gobierno local en minoría con el acoso constante de la oposición y con los malos rollos que se han instalado en el seno de su equipo. Cada vez se hace más palpable el distanciamiento de Ballesta con concejales heredados de Cámara y que tienen un cargo importante en el PP regional. Con Maruja Pelegrín, secretaria regional y concejala, es nulo el contacto mientras que a otros los tolera por el papel positivo que están haciendo en su gobierno.

Grabaciones. Los populares y el resto de partidos políticos están convencidos de que existen más grabaciones. Y no se equivocan. Al parecer existen audios del propio alcalde y de otro concejal, que es su mano derecha (José Guillén), que habrían sido grabados en el transcurso de otras reuniones con personas del PP. También el edil de las cuentas, Eduardo Martínez Oliva, estaría en esa ´audioteca´. Precisamente, este concejal era el objetivo de la grabación de ´marras´ que ha hecho caer al edil de Fomento. Suele pasar. Uno va a por una cosa y, en el camino, se interpone otra más suculenta. Lo de grabar en reuniones no es nada nuevo. Hay algún que otro concejal en la actual corporación, que es muy amigo de echar mano a la grabadora (cualquiera que sea su forma) y de pasar esos audios posteriormente a la persona que corresponda. Eso ha provocado en el pasado enfrentamientos con personas objeto de las grabaciones. Parece haberse instalado el mantra: graba que algo queda. Por nadie pase.