Leyendo el 'argumentario' que esgrime la señora concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Molina de Segura para justificar ese programa llamado Navigualdad, que pretende unir los dos conceptos, Navidad e Igualdad en uno homogéneo, no tengo otra opción que intentar aclarar y exponer mi punto de vista sobre algunos puntos que en su escrito se reseñan:

Parece ser que esta ilustre concejalía, defiende dos conceptos contrapuestos al mismo tiempo: Igualdad y diversidad. Lo que es diverso es diferente, y lo que es diferente no es igual. Es decir, promover lo diferente y lo igual simultáneamente, una cosa y la contraria a la vez a mí al menos me resulta algo confuso. Y de esto parece ser que trata la cosa. Confundir la gimnasia con la magnesia. Mezclarlo todo y crear confusión, cuanta más mejor.

A los adultos se les mezcla y confunde en las ideas y a los niños, se les mezcla todo y se les crea confusión en la identidad. Porque yo me pregunto: ¿Qué tendrá que ver el legítimo y sano feminismo de equidad, de búsqueda de igualdad de derechos y de oportunidades entre hombres y mujeres, con el feminismo de género que la señora Balsalobre nos propone? Según la 'religión' que ella profesa, y cuyos dogmas son incuestionables, so pena de condena a la hoguera por hereje, la sociedad heteropatriarcal machista es la culpable de todas las injusticias y opresiones históricas que sufrimos en la actualidad. Y la señora concejala nos aporta como solución mágica la redefinición de los cuentos infantiles para educar a la infancia, según la doctrina de su religión particular. ¿Pero qué sucede con los que no pensamos como ella y sus correligionarios? Pues que tenemos que permanecer calladitos, sin rechistar, viendo como tergiversan nuestra cultura, y nuestras ancestrales tradiciones mediante la guadaña de la 'ideología de género'. Y dilapidan el dinero público en implantar la ingeniería social que les gusta a ellos. De lo contrario, seremos condenados al insulto y a la descalificación sistemática.

Lo más brillante o, mejor dicho, lo único en lo que le doy la razón a la señora Balsalobre es cuando escribe: «Debemos empezar a educar a nuestros hijos...». Hasta ahí, estoy de acuerdo. Pero cuando dice 'a nuestros hijos' ¿se refiere a los suyos? ¿O se refiere a los hijos de los demás? Porque le recuerdo a la señora concejala que los hijos no son del Estado, ni del Ayuntamiento, que yo sepa. O a lo mejor me he perdido algo y el ayuntamiento de Molina, ese ente amigo que gestiona el urbanismo y la limpieza viaria, ¡engendra y da a luz niños! Yo nací en el año 62 en la calle que ahora se llama Pensionista, de Molina de Segura, a doscientos metros de la Plaza Vieja, en casa de mi abuela. Y en aquella época, las madres daban a luz a sus hijos. Y los padres y las madres los criaban y educaban; ahora parece ser que la cosa está cambiando, la educación es responsabilidad del Ayuntamiento y yo no me he enterado.

Yo, por suerte, educo a los míos, he cambiado más de 34.000 pañales de los siete hijos que tengo, según la cuenta que hice entre bromas no hace mucho, y de este modo les he trasmitido sin palabras, a ellos y a ellas, el bello mensaje de que la familia es un lugar para el servicio. No es un lugar para la revancha ni el resentimiento, ni para la lucha de clases marxista entre hombres y mujeres, entre opresores y oprimidas. Y mi esposa, la muy 'machista' ella siempre les ha educado en el respeto, en el amor y en la obediencia a su padre. ¡Puaj! ¡Qué asco! ¿Verdad, señora Balsalobre? ¡Qué mentalidades!

En fin, si la señora concejala quiere redefinir, que redefina, pero, por favor, a sus hijos, no a los míos. Y si quiere meter a las reinas magas en su casa, y a santa Josefa, y al vírgeno Marío y a la niña Jesusa, o poner en su lugar al ratón Mickey, por mí puede hacer lo que le parezca oportuno. Pero le ruego, por favor, que a los demás nos deje en paz. Al fin y al cabo la Navidad siempre fue símbolo de paz, antes de que esta 'cuadrilla' de personajes, estos mesiánicos concejales, decidieran redefinirla.

Muchas gracias.