En una época en la que ya está perfectamente claro que hay que ir abandonando los combustibles fósiles y en un momento en el que es evidente que si no queremos sucumbir definitivamente a los riesgos del cambio climático lo que toca es 'descarbonizar' la economía, no tiene el más mínimo sentido apostar en ninguna forma por el fracking.

La técnica para rebuscar hidrocarburos no convencionales a través de la fractura hidráulica es muy invasiva y genera importantes riesgos ambientales, entre ellos el particularmente relevante para la Región de Murcia de la contaminación de los acuíferos y el enorme gasto de un agua que no tenemos. Ya sé que muchos expertos de la industria, algunos sincera y honradamente, no están de acuerdo con esta opinión, pero también sé que otros muchos sí que lo tienen claro. De hecho no estaría prohibido el fracking, o tendría tantas moratorias y precauciones en tantos países y regiones del mundo, si la opinión técnica sobre sus peligros no estuviera sólidamente fundada.

En cualquier caso, más allá de los riesgos ambientales de esta técnica y la discusión que ello conlleve, lo que creo que mejor justifica la oposición al fracking es un hecho conceptual: no es bueno el mensaje de que se puede buscar más y más, inventar más y más formas de explotación, exprimir una y otra vez las piedras para seguir confiando la energía, y por tanto la continuidad de la economía y el desarrollo, al gas y el petróleo.

Esta fiesta se ha acabado. El desarrollo a partir de aquí se tendrá que producir invirtiendo los términos de su base energética. Cada vez menos uso de combustibles fósiles, y no más; y cada vez más porcentajes de fuentes renovables, y no menos. El petróleo y el gas, aunque ahora seamos capaces de perseguirlos hasta embebidos en las rocas o en el mismísimo centro del núcleo gravitatorio terrestre, al final se agotarán. No mañana ni en la vida de nuestra generación, pero en algún momento de los siglos y milenios que nuestros tatarahijos tengan por delante.

Ya entiendo que investigar la existencia de reservas no es lo mismo que explotarlas, pero ¿a santo de qué se invierte tanto si no se alberga la esperanza de rentabilizarlo? Es casi una tautología, y genera un escenario contradictorio que, de cara al futuro, no apunta a nada bueno.

Los grupos en la Asamblea Regional, los alcaldes de las zonas con permisos de investigación e incluso las dudas o las prevenciones mostradas por el Gobierno regional parecen indicar que en nuestra región aún queda lejos el que el fracking vaya a ser una realidad.

Pero entonces, y por reforzarlo, aunque legalmente puede ser que no exista la posibilidad de declarar formalmente nuestra región como libre de fracking, sí que sería buena idea que todas las administraciones e instancia se comportaran como si realmente lo fuera.