La madrugada del pasado domingo se convirtió en un auténtico infierno para más de 3.000 conductores que se quedaron atrapados por el hielo y la nieve que colapsó la autopista AP-6, que transcurre entre Ávila, Segovia y Madrid y que gestiona la concesionaria Iberpistas, aunque es propiedad del Estado. En un país como el nuestro, donde desgraciadamente la gran protagonista de los últimos meses ha sido la sequía, nos puede pillar de sorpresa que se giren las tornas y un temporal de frío nos deje incomunicados, algo que no parece convencer al director general de la DGT, Gregorio Serrano, quien ni corto ni perezoso culpó a los conductores, asegurando que se habían quedado incomunicados por no llevar cadenas. Lo que no ha explicado aún es por qué se permitió que los vehículos siguiesen entrando a una zona que se convirtió en una auténtica ratonera ni dónde estaban las máquinas quitanieves. Para seguir quitándose culpas, ayer publicó un tuit irónico en el que explicaba que estaba en Sevilla, en vez de dirigiendo la operación de rescate in situ. «Pido disculpas a todos los que estén molestos porque la tarde de la tremenda nevada sobre la AP-6 estaba con mi familia en Sevilla pasando el día de Reyes, una maravillosa ciudad donde funcionan las lineas telefónicas e internet». Lo más fuerte de esta situación es que desde el Gobierno, lejos de exigir la dimisión de este señor, le hayan felicitado por tan espectacular gestión... Y es que, como tan brillantemente cantaba Gabinete Caligari, la culpa fue del cha, cha, chá....