¿O sí lo es? ¿Vox fiscalis, Vox Dei? Espero que no. Ni tan siquiera Vox Fiscalis es Vox Judicis. En caso de equivocarme sería yo pecador y delincuente a la vez, por este escrito, digo, sin que me valiera para nada, ni la presunción de inocencia, ni la libertad de expresión, tan cara a Occidente. Presunción de inocencia, que ya ha sido retirada mediáticamente a los exconsejeros Cerdá y Fuentes Zorita y mayoría de sus colaboradores, por el hecho de estar al mando cuando, según el fiscal, la cosa empezó. Y, parece ser que la principal acusación es la de inacción. La inacción es acusación harto falaz: es arbitrario indicar el tiempo de inicio de esa inacción. Mucho más interrumpirla.

El caso es que entiendo que el fiscal oportuno y pertinente en el caso ya ha decidido que la turbiedad del Mar Menor se debe, en exclusiva, a los vertidos post-agrícolas en nuestro querido mar litoral. Y para nada se debe, en absoluto, al ´efecto charco´ que produce el paulatino cerramiento natural del Mar Menor. Mar Menor que, como todas las cosas de este mundo, ha nacido para morir. Alargar su vida es dragar las Encañizadas. La muerte del Mar Menor es un óbito anunciado por la ciencia de la Hidrología Dinámica. La cual dice: toda porción de agua sin alimento externo de agua nueva se estanca, se pudre y se muere. Esto es, se seca. Así de fácil. Y así de comprobable. Haya vertidos o no. Mucho más en esta tierra de evaporación máxima.

El Mar Menor no es una laguna. Es un mar litoral muy chico. Y su oportunidad para seguir viviendo la toma del Mar Mayor, su madre. El Mar Mayor parió al Mar Menor, aportando arena desde la desembocadura del Segura, tiempos geológicos atrás, para cerrar la bahía con fondo en Los Alcázares. Esa aportación de arena sigue hoy y sigue. La Naturaleza no aprende. Y hemos llegado a los tiempos en que va terminando el espacio entre Cabo de Palos y El Mojón. Y únicamente le queda seguir rellenando los bajos de La Encañizada. Y los acabará colmatando.

No entra agua limpia, y la salmuera de la agricultura no se disuelve ni se esparce. Este mar litoral, llamado Mar Menor por nosotros, es casi ya charco. Y empieza a comportarse como tal. Todo esto no es sino el a-b-c de la Hidrodinámica natural.

Pero el señor fiscal opina que todo esto de la Hidrodinámica no existe. El Mar Menor se muere, según él, no porque no le entre o deje de entrar agua limpia, sino porque hay salmueras en el agua. Y sabe que hay 20.000 hectáreas ilegales de cultivo en el Campo de Cartagena. 20.000 exactamente. No dice dónde están ni por dónde esas hectáreas. Pero lo sabe. Es como si echáramos, exclusivamente, la culpa de la suciedad de nuestra casa a que entra polvo y demás cosas indeseables. No porque nosotros no limpiamos. La suciedad tiene por obligación entrar en las casas. Nuestro deber es limpiar la casa. No buscar a los culpables naturales de que entre suciedad.

Cierto que los elementos post-agrícolas han podido acelerar el proceso. Pero la mayor parte de su presencia en las aguas, antaño convencionalmente paradisíacas, tiene por causa que ya no hay agua limpia para eliminarlas. Si los elementos causantes del color verde fueran esas salmueras, el Mar Menor no sería uniformemente verde (como lo ha demostrado una foto reciente) sino que en la orilla de poniente ese verde estaría más intenso, marrón acaso. Las partículas caen por gravedad, salen de la orilla con poquísima velocidad y apenas avanzan unos metros.

Naturalmente que hay que lograr ´vertidos cero´, cosa cara pero muy posible. Los agricultores tienen que entender que lo más caro es no tener sembrados. Sembrar y recoger cosecha es más caro de lo que se figuran algunos empresarios agrícolas. Pero no hay otro remedio. Las inicialmente llamadas desalobradoras fueron legalizadas en un principio, sin problema. Las que vinieron después, en su derecho estaban de adherirse al estatus de las primeras.

Aparte de esta desconsideración con la Hidrodinámica del señor fiscal, es ostensible la rara imputación del exconsejero y expresidente de la CHS Fuentes Zorita, que dimitió por no estar de acuerdo con las directrices que ahora este fiscal proclama seguir. Los considerandos ´fiscalenses´ se sitúan (con toda legalidad) en bastante coincidencia con el ecologismo militante y mediático que también ha dictado ya sentencia, en contra, de la riqueza agrícola del Campo de Cartagena. Y, sí, hubo un salmueroducto que dejó de usarse, habiendo dado servicio algunos años. Luego, nadie se ocupó de mantenerlo, y feneció. ¿Por qué?

El Mar Menor estuvo limpio en 2016, de mayo a julio, inclusive, por las dos oleadas de temporal de levante invernal que saltaron las aguas someras de La Encañizada, limpiando el Mar Menor. No por ningún filtro verde, que aún (ni ahora mismo) existía o existió.

Espero que sus señorías los jueces que instruyan y juzguen el caso sepan introducir a la Hidrodinámica en la instrucción del proceso. Y que distingan también, error, negligencia, dolo e inacción. A toro pasado, juzgar por inacción es considerar futurólogos a los políticos. De quien no espero nada es de la sociedad. Especialmente, que se contemple la suposición de inocencia, y se detengan juicios paralelos. Ahí está el caso de Domingo Aranda (alcalde ejemplar), masacrado por esa flagrante injusticia de la derogación popular de la suposición de inocencia, y ya sin cargos.

Y usted perdone, señor fiscal. Entiendo que comprenda mi disenso intelectual con su proceder. Tengo derecho ¿no? Por último, señalemos que únicamente los políticos electos son los llamados para cambiar la estructura económica del Campo de Cartagena. No es competencia de ningún sector del Poder Judicial, ni de nadie más.

Ah, y para nada ha de considerase que ninguna de las personas mencionadas en este artículo coincide con las ideas en él expresadas. Vale.