Con la sonrisa inmensa del triunfador, me saludó hace algunas semanas mi amigo Juanjo, electricista municipal, en la administración de la Facultad, cuando acompañaba a su hija a matricularse en la Universidad de Murcia. Como tantos padres, a base de innumerables esfuerzos y desvelos, había llegado a la meta, confiando el tesoro más preciado de su casa, al rigor y las excelencias de la institución académica y científica de mayor prestigio de nuestra Región. Con esfuerzo y perseverancia en el aprendizaje de las materias programadas en cada Grado, los estudiantes consiguen un excelente nivel de formación, con habilidades y destrezas que les permitirán afrontar los retos propios de los nichos profesionales a los que van dirigidos. Pero cuando un estudiante pasa por la Universidad, adquiriendo esa formación de calidad que da respuesta a las necesidades de la sociedad, hay que preguntarse si la Universidad también ha pasado por el estudiante.

La formación integral de los estudiantes universitarios es uno de los retos del Espacio Europeo de Educación Superior, con el que se pretende alcanzar unas competencias académicas, profesionales y cívicas, que son necesarias para el desarrollo de nuestra identidad, ciudadanía y profesionalidad. En el mismo sentido, el Título XIV de la LOMLOU, que está dedicado al deporte y la extensión universitaria con artículos relativos a la cooperación internacional y la solidaridad, y a la cultura universitaria, da una sutil pincelada a la importancia de la formación integral de los estudiantes universitarios. Además, si entendemos el espíritu universitario como el conjunto de valores intelectuales de la comunidad universitaria, el paso por la universidad también debe hacernos crecer en el amor a la verdad, la curiosidad intelectual, el sentido crítico, el inconformismo, la solidaridad, etc., valores todos ellos sumamente necesarios para alcanzar una sociedad tolerante e igualitaria, en la que se respeten derechos y libertades fundamentales y de igualdad entre hombres y mujeres.

La realización de actividades culturales y de extensión universitaria es una necesidad en la formación integral de los estudiantes, que debe ser reconocida de modo objetivo. Para la incorporación de estas actividades a los currículos formativos de los estudiantes, la normativa académica de la Universidad de Murcia permite obtener reconocimiento académico en créditos por la participación en actividades universitarias culturales, deportivas, de representación estudiantil, solidarias y de cooperación (créditos CRAU), y que pueden suponer hasta un máximo de seis créditos (aunque no se tienen en cuenta para el cálculo de la nota media del expediente).

Sin embargo, a pesar de estas normativas facilitadoras de la participación estudiantil, las actividades culturales y de extensión universitaria no gozan de la atención necesaria en la población universitaria, probablemente debido a la inercia del día a día, a los ajustados horarios de actividades docentes, a la falta de información, y por qué no decirlo, a una falta generalizada de motivación. ¡Cuán triste es organizar una conferencia con un académico o investigador de prestigio, y encontrar la sala prácticamente vacía! En el mismo sentido, aquellos estudiantes motivados que ya participan en dichas actividades no encuentran reflejado en su expediente la información detallada de todas las actividades culturales y de extensión universitaria que hayan podido realizar, y que le otorgan un plus importante en su formación universitaria, pudiendo ser determinante para su futura empleabilidad. Es por ello que se hace necesario ampliar y mejorar la oferta de actividades culturales y de extensión universitaria para los estudiantes, con el fin de incrementar su interés y motivación, así como acometer las reformas normativas necesarias para que todas las actividades realizadas queden registradas en sus expedientes académicos mediante el uso de herramientas informáticas y del carnet inteligente para su seguimiento y control, y así poder poner en valor el conjunto global de su formación universitaria.

Las Facultades son las auténticas protagonistas en el desarrollo de la vida universitaria, y es ahí donde se debe realizar la diseminación de la oferta de actividades y concentrar los esfuerzos para conseguir motivar a los estudiantes de un modo más impactante, incentivando el papel de los Programas de Acción Tutorial y Orientación (PATyO). La creación de oficinas de atención a los estudiantes dentro de los centros, con personal de los servicios implicados (por ejemplo, Deportes, Cultura, Relaciones Internacionales, Servicio de Orientación Universitaria, Centro de Orientación e Información de Empleo, Atención a la Diversidad y Voluntariado, etc.) y con periodicidad semanal para lograr atender a los estudiantes de modo personalizado, en función de sus inquietudes y necesidades, se plantea como una acción movilizadora que pronto permitirá incrementar el interés, la motivación y la participación de los estudiantes en las actividades culturales, deportivas y de extensión universitaria. Y como decía Sancho en un pasaje de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha: «Virtud es conocer esas yerbas; que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento».