Eric C. Leuthardt es un neurocirujano de 44 años de la Universidad de Washington, en St. Louis (EE UU), y acaba de ser presentado en la revista del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) como el hombre que conectará nuestros cerebros a internet. Adam Piore, autor del libro The Body Builders, sobre bioingenería, traza en el MIT Tecnology Review un amplio perfil de la trayectoria de este médico que, «con los fondos suficientes», sostiene que está en condiciones de crear un implante protésico cerebral que permita a cualquier ser humano utilizar una computadora y mover un cursor en un espacio tridimensional sólo con sus pensamientos; o encender y apagar las luces de su casa o regular el termostato. «Incluso (esa persona) podría experimentar sensaciones táctiles inducidas artificialmente y acceder a algunos medios rudimentarios de convertir el habla imaginaria en texto», añade. Pero para el doctor Leuthardt esto es sólo el principio. Él divisa un futuro de fusión entre la mente humana y la máquina, el nacimiento de un nuevo tipo de pensamiento, «algo que no hemos visto antes», «una tecnología que nos permita trascender lo cognitivo y lo físico, limitaciones que las anteriores generaciones de la humanidad han dado por sentadas». «Va a suceder. Esto tiene el potencial de alterar la dirección evolutiva de la raza humana», añade.

El doctor Leuthardt está especializado en operar a pacientes con epilepsia intratable. Antes de llevarlos al quirófano tienen que pasar varios días con una serie de electrodos implantados en su córtex cerebral para que un ordenador pueda determinar qué patrones de activación neuronal se registran antes de los ataques. Así, el neurocirujano puede saber qué parte del cerebro debe 'resecar' para prevenir futuros episodios.

A Leuthardt se le ocurrió aprovechar esos tiempos de espera para convertir a sus pacientes en sujetos experimentales. Se trata de dilucidar cómo codifica el cerebro nuestros pensamientos y cómo esas señales pueden usarse para controlar dispositivos externos: cómo conectar nuestro cerebro a una máquina. La creación de interfaces cerebro-computadora es algo en lo que no sólo está embarcado el doctor Leuthardt. También está en ello Neuralink, una empresa creada por Elon Musk, el magnate tecnológico creador de los coches electrónicos Tesla y de los cohetes privados Space-X, y Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, que tiene a 60 ingenieros trabajando en la creación de interfaces que permitan escribir sólo con la mente.

La empresa de Leuthardt se llama NeuroLutions y está empeñada en demostrar que ya hay mercado para dispositivos que conecten hombres y máquinas. Ha recaudado varios millones y está probando una interfaz no invasiva (sin cirugía cerebral) que puede ayudar a un paciente víctima de accidente cerebrovascular a recuperar el control de una extremidad paralizada.

Pero la visión de este neurocirujano no se queda ahí. Está convencido de que caminamos hacia la implantación de chips en nuestras cabezas. «Al ritmo que cambia la tecnología, no es inconcebible que en un periodo de veinte años todo un teléfono móvil pueda reducirse al tamaño de un grano de arroz. Eso se podría colocar en el cerebro de una manera mínimamente invasiva y sería capaz de hacer los cálculos para convertirse en una interfaz cerebro-computadora realmente efectiva», declara al MIT Tecnology Review.

Leuthardt, además de cirujano, escribe novelas de ciencia- ficción. Lleva dos. En la primera, RedRevil 4, el 90% de los humanos llevan hardware implantado en su cerebro. Esto permite una 'conexión perfecta' entre personas y ordenadores, además de «una amplia gama de experiencias sensoriales sin salir de casa. Ya nadie tiene que estar solo nunca y nuestros cuerpos ya no nos limitan».