Parece fuera de toda duda que cuando los gobernantes emprenden inversiones de dudosa rentabilidad social suelen adornar las mismas con la coletilla del 'interés general'. En la Región de Murcia tenemos muchos ejemplos de proyectos ejecutados o fracasados con esa etiqueta, adobados de su dosis correspondiente de 'pelotazo': un aeropuerto sin aviones, el Parque Tecnológico, la Paramount, la desaladora de Escombreras, Novo Carthago, La Zerrichera, el macropuerto de El Gorguel, auditorios sin concluir?

Pero, porque es un tema de palpitante actualidad, hablemos del ferrocarril. Si en la Región de Murcia hubiéramos tenido (y tuviéramos) gobernantes que, de verdad, guiaran su actuación hacia el interés general, después de 155 años de la inauguración por Isabel II de la estación 'provisional' de El Carmen habrían procurado mejorar las infraestructuras ferroviarias de una Región que, como afirma el incombustible Joaquín Contreras, portavoz de la Plataforma Prosoterramiento, se encuentra entre las más subdesarrolladas de la península en esta materia.

Si hubiéramos tenido (y tuviéramos) gobernantes que se atuvieran al interés general: 1. Estarían ya concluidas las obras de la variante de Camarillas con la vía Cartagena-Chinchilla desdoblada y electrificada. 2. Se habría recuperado la conexión ferroviaria con Andalucía, que nunca debió cerrarse, se retomaría la de Caravaca, y se abriría la conexión con la lejana (y olvidada) comarca del Altiplano. 3. Se habrían potenciado y mejorado las cercanías con Lorca-Águilas, Cieza-Calasparra, Alicante y Cartagena. 4. Sintetizando, se habría hecho del ferrocarril el medio preferente para la vertebración del territorio regional, con medidas tendentes a su integración sostenible en ciudades afectadas por su trazado como Alcantarilla, Beniel o la misma Murcia.

Pero, desde hace años, se nos está vendiendo la moto de un AVE siempre prometido y que nunca llega. Ahora, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, después de 'leerles la cartilla' al alcalde de Murcia, José Ballesta, y al bisoño y provisional presidente Fernando López Miras, en su pasada vista a Murcia prometió que sí, que habrá AVE. Y, además, adelantó que a cualquier precio: el desalojo policial de las vías en la misma noche de esa visita ministerial y la forma en que se produjo nos muestra muy a las claras cómo entienden estos gestores de ¿lo público? la defensa del supuesto interés general.

Los vecinos y vecinas afectados, que han venido reclamando la solución provisional de Beniel, no entienden ese empeño del PP de hacer entrar al AVE en superficie, con la supresión del paso a nivel de Santiago el Mayor por al menos dos años (¡qué disparate!), cosa que ha confirmado Adif. Con los precedentes conocidos (y ésta es una apreciación personal) es lícito sospechar que las obras del AVE a Murcia respondan a otros intereses, que no precisamente al general. No de otra forma se entiende la negativa a habilitar ese paso a nivel ya existente, que permitiría la entrada del AVE a Murcia, por esa vía provisional y con locomotoras híbridas, también provisionales, algo que, aun a regañadientes, sería aceptado por la Plataforma.

Para enredar más el asunto, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha abierto un expediente sancionador a veinticinco empresas, entre las que figuran las multinacionales Alston y Siemens, y grupos españoles como ACS, OHL, Isolux, Abengoa e Indra por supuestamente constituir un cártel y repartirse contratos públicos de sistemas de electrificación de líneas AVE y convencionales. La CNMC considera que la existencia de ese cártel puede suponer un encarecimiento de las obras a cargo de las arcas públicas.

Es lícito, pues, que vecinos y vecinas de los barrios afectados, tantas veces engañados, no se fíen un pelo de estos gobernantes del PP siempre bajo sospecha y se nieguen a aceptar que el AVE llegue (si es que alguna vez llega) a Murcia a toda costa, con una chapuza de un muro de nueve kilómetros de longitud y cinco metros de altura que va a segregar los barrios del resto de la ciudad de Murcia y condenar a sus habitantes al ostracismo y al olvido. Conscientes, además, de que el PP ha recorrido el trayecto que va de la manipulación y el engaño a la descalificación (como lo demuestran las alusiones del alcalde Ballesta a no reconocer a esos vecinos de las vías como murcianos y las acusaciones de violentos por el presidente López Miras) y a la represión, los vecinos y vecinas de los barrios del sur de Murcia no están dispuestos a rendirse.

Estuve en la multitudinaria asamblea vecinal del pasado viernes día 18, celebrada en el IES Mariano Baquero. Y allí no vi actitudes violentas ni incitación a la violencia, ésa que interesadamente se airea (aun siendo protagonizada por una minoría de dudosa identidad) sin duda para desvirtuar el sentido de las protestas. Allí vi a niños y niñas, jóvenes, ancianos y ancianas, mujeres y hombres, 'murcianos de dinamita' dispuestos a continuar la lucha, que a la hora de redactar estas líneas se mantiene con perseverante empeño e ilusión, por algo justo y razonable. Porque, aunque debieran saber que no se puede gobernar ni adoptar decisiones contra la voluntad de un pueblo, parece que estos gobernantes del PP temen que, como en el Gamonal, esta rebelión de los barrios del sur de Murcia siente un precedente y haga tambalearse aún más sus ya débiles cimientos en que asientan su poder.

En las vías de Santiago el Mayor está presente estos días la dignidad. Frente a los indignos.