Por edad, no conocí en activo a Juma Cañizares, histórico dirigente socialista murciano durante los años 80 y 90, la época gloriosa del PSOE en la Región de Murcia. Pero muchas son las batallitas que me han relatado sobre él. Una de ellas me la contó mi compadre Ángel Montiel, que siempre destaca la capacidad que tenía Juma (que además es su paisano) para predecir el resultado de los congresos del partido. Le bastaba un boligrafo y una servilleta para, en un santiamén, augurar con asombrosa precisión cuántos votos iba a obtener tal candidato y cuántos apoyos lograría aquél otro, además de la procedencia geográfica de cada uno de los votantes. Y si seguía un poco más, hasta lo que comían. Pocas veces fallaba en sus pronósticos, me asegura mi colega. Mucho ha cambiado el PSOE desde aquellos tiempos felices. Principalmente, porque lleva ya dos décadas sin rascar bola, languideciendo en la bancada de la oposición de la Asamblea. Ahora los congresos no los deciden los delegados, sino cada uno de los militantes, con su voto personal y secreto. Así que, en teoría, sería muy complicado jugar a ser adivino. Pero me atrevo a decir que Juma Cañizares hubiera clavado los resultados de las primarias del pasado domingo. Si se observan los datos por agrupaciones, vemos cómo se ha dado mucho el voto en bloque y siguiendo las tendencias históricas. ¿Cómo pueden tener la misma opinión todos los cartageneros de la zona sur o todos los afiliados de Calasparra? De poco sirve tener el sistema de elección de líderes más democrático de España si luego priman las consignas de arriba hacia abajo y el pasteleo de toda la vida.