El Día Mundial del Turismo que celebramos hoy es sin duda una ocasión propicia para reflexionar sobre uno de los sectores que mayor peso tienen en la economía regional, habiéndose convertido en los últimos años en una potente fuente de generación de riqueza y empleo para nuestra Región. No en vano, en 2016 la actividad turística aportó el 11% de nuestro Producto Interior Bruto, al tiempo que cumplíamos recientemente los 52 meses consecutivos de creación de empleos en el sector. Mes tras mes, observamos cómo vamos superando nuestros récords históricos en llegada de visitantes y pernoctaciones en alojamientos hoteleros y cómo se eleva la cifra de personas que encuentran en la actividad turística la esperanza de un futuro laboral.

El año pasado, más de cinco millones de personas decidieron acercarse hasta nuestra Región y disfrutar de la belleza de sus paisajes, la excelencia de su gastronomía, la riqueza de su patrimonio cultural, nuestro ocio, o las bondades de su clima, que invita a miles de turistas a practicar deportes al aire libre durante todo el año. Y todas estas cifras no hacen sino avalar las potencialidades que tiene el sector en una comunidad, como la nuestra, de la que podemos estar muy orgullosos porque tiene todos los atractivos necesarios para situarse entre los destinos turísticos más destacados de Europa.

Desde luego, ese es nuestro objetivo. Pero para alcanzarlo todavía tenemos que trabajar mucho. Y lo tenemos que hacer desde la reflexión serena, avanzando en el modelo que hemos consensuado y que queremos consolidar en el futuro, un modelo ilusionante y sostenible. Un modelo diseñado con el sector turístico regional, claramente no pasa por atraer cualquier turista para aumentar las cifras, sino turistas sensibilizados con la preservación de nuestra riqueza cultural y medioambiental, que sepan disfrutar de manera respetuosa de todo lo que les podemos ofrecer, y que aumenten la rentabilidad de nuestra industria turística.

Ese modelo está definido en el Plan Estratégico Regional de Turismo, de vigencia quinquenal, que desde el Gobierno regional nos encontramos ejecutando. Un Plan con el que tratamos de superar las debilidades tradicionales del sector y afrontar los nuevos retos de una demanda cambiante que tiene que adaptarse a las necesidades del turista actual, un turista bien informado de la era digital, que cada vez es más exigente. Un Plan con el que mejorar la percepción del destino y lograr una mayor competitividad y sostenibilidad.

En este escenario los próximos años abren la puerta a un reto apasionante: la modernización de nuestro modelo turístico que pasa necesariamente por la captación de inversiones que amplíe nuestra oferta hotelera, por una renovación de los recursos turísticos, así como por la mejora de la imagen del destino.

Y es que en la estrategia de desarrollo turístico cada destino debe establecer su posicionamiento diferenciado, acorde con su personalidad, para maximizar la rentabilidad socioeconómica y para poder ofrecer valor y una buena percepción del cliente.

Sólo así conseguiremos atraer a un turista con mayor capacidad de gasto, extender la temporada turística más allá de la época estival, reducir el impacto ambiental y preservar el medio e incrementar la eficiencia en el uso del capital invertido en instalaciones turísticas e infraestructuras.

Nuestros objetivos pasan, por tanto, por la desestacionalización, que aproveche, por ejemplo, las posibilidades que ofrece nuestro extraordinario clima para convertir a la Región en un polo de atracción de turistas interesados en practicar deportes náuticos o buceo durante todo el año, al igual que ya hacen los más de ciento cuarenta mil golfistas que disfrutan de alguno de los veintidós campos de golf que tenemos. También por la diversificación del destino que permita que, manteniendo la importancia de nuestra oferta de sol y playa, crezcan otro tipo de experiencias turísticas singulares, que amplíen nuestra rica oferta atrayendo a un público que, como ya he comentado, es cada vez más exigente. Y, por supuesto, por la generación de un marco propicio para facilitar la inversión privada que, sin duda, llegará a nuestra Región atraída por las posibilidades que brinda la puesta en marcha de nuevas infraestructuras, como el AVE o el Aeropuerto, que previsiblemente aumentarán de forma notable la llegada turistas hasta nuestra tierra.

En un tiempo en el que se cuestiona incluso la conveniencia de acoger turistas, como pudimos comprobar este verano con los recientes episodios de turismofobia ocurridos en algunas partes de nuestro país, debemos destacar que la nuestra es una Región hospitalaria, que tiene claro que los visitantes son siempre bien recibidos. El turismo por el que apostamos es siempre fuente de crecimiento económico y de generación de empleo.

Por eso, conmemoraciones como la de hoy, el Día Mundial del Turismo, nos recuerdan la importancia que tiene seguir uniendo esfuerzos y trabajando con foco y estrategia para conseguir hacer de la Región de Murcia uno de los mejores destinos turísticos del Mediterráneo.