La respuesta es sencilla: el soterramiento integral del AVE hasta la estación del Carmen no es una promesa para realizar después de las elecciones, sino antes de ellas. Si no se llevan a cabo en los plazos anunciados, que son inmediatos, las inversiones predicadas, todo el argumentario de las Administraciones caería en picado, y el PP tendría muy difícil enfrentarse en esas circunstancias a las elecciones municipales y autonómicas de 2019. El AVE es una cuestión electoral para el PP, pero esta vez no es a posteriori, sino que ha de cumplir sus promesas a priori. Esa es la suerte para Murcia: las fechas les obligarán a atender las demandas ciudadanas, y más en una fase de perspectivas electorales en decadencia.

Es cierto que el rosario de engaños y ninguneos al respecto se prolonga a lo largo de toda la feliz gobernación de los populares, pero siempre han encontrado pretextos, sobre todo el relativo al periodo en que el PP no gobernaba en Madrid. Sin embargo, con el AVE a las puertas, no caben retóricas, sino hechos. Hemos visto que han aguantado hasta el final, hasta otear el ambiente, por si colaba. El propósito del Gobierno ha sido, hasta antesdeayer, colocar el AVE en superficie y santas pascuas. Pero la presión incesante de la Plataforma Prosoterramiento ha hecho que los planes se vayan modificando, primero parcialmente, y luego hasta la aceptación total de la reivindicación básica. Para Murcia, sólo hay un excelentísimo ministro de Fomento, Joaquín Contreras, portavoz de la Plataforma, un luchador sensato y tenaz, ajeno a todo partidismo, que ha encabezado pacíficamente la movilización de toda una vecindad para conseguir que el llamado tren del siglo XXI se instale en Murcia en las condiciones del siglo XXI.

El pájaro ya está en el cesto, sin duda. Ha costado, y todavía costará, pues sólo hay apuntes en un pos-it y la palabra de quienes nunca la han tenido. Es muy normal que el sonido de las cacerolas no cese porque los precedentes, desde los años 90, no invitan a seguir otra filosofía que la de Santo Tomás.

A las movilizaciones vecinales se han unido hasta ahora, sobre todo, los artistas: pintores, escultores, fotógrafos, músicos... Por cierto, han creado espacios y momentos de emoción que ya serán imborrables, incluso para quienes solo hemos podido disfrutarlos en vídeo. Los artistas, qué casualidad que sean los mejores, han hecho sus aportaciones espontáneamente, sin miedo a que no les concedan la Medalla de Oro de la Región. Todas esas presencias, sin embargo, están permitiendo que se registren las ausencias. ¿Dónde está, por ejemplo, la opinión de los arquitectos, cuyo Colegio en otro tiempo estaba tan oportunamente conectado al interés social? ¿No han tenido nada que decir los arquitectos urbanistas, como colectivo, a que un monstruo de hierro amparado por muros de metacrilato pudiera partir el sur de la capital en dos? No es sólo un problema de unos barrios; es un problema de concepción de ciudad.

Pero al final van a cumplir. Sospecho.