Puede que el baile de plazos y proyectos al que nos tienen sometidos Fomento y el Gobierno regional cause amnesia a los responsables de cumplir la Ley de Presupuestos del Estado, pero a los usuarios del ferrocarril nos resulta imposible olvidar todas las promesas que han ido rompiendo. La de los trenes ´Civia´, por ejemplo, que iban ser utilizados en las líneas de cercanías y que ahora disfrutan en otras comunidades, mientras que en la Región siguen en uso los maltrechos convoyes de gasóil, que se rompen cada dos por tres. Como Adif ha venido retrasando la Alta Velocidad, que debía estar en Murcia desde 2014, no solo no tenemos un tren decente a Madrid, sino que estamos condenados a los cercanías más cutres de toda España, mientras que el AVE sigue siendo una quimera, aunque cada ministro que pasa por Fomento nos quiera hacer creer que lo tenemos a las puertas de Murcia. Sin embargo, nuestros trenes híbridos (que funcionan con gasóil y electricidad) sí que podrían entrar en funcionamiento dentro de un año, cuando esté acabada la variante de Camarillas. Íñigo de la Serna se apostó un café con LA OPINIÓN en julio a que el AVE llegaría a Murcia antes de que pudiera utilizarse este nuevo tramo de la línea de Chinchilla, pero lo más sencillo sería abandonar la idea de la vía provisional para la Alta Velocidad en superficie y traer los híbridos comprados por Renfe para la Región, que harían el viaje a Madrid en solo tres horas y media, apenas una más que el AVE, y sin pasar por Cuenca. Por el café no se preocupe, señor ministro. Lo ponemos nosotros.