El actual ciclo de sequía de los últimos años y que se ha agravado este verano es más que preocupante. En la Región de Murcia, las últimas lluvias, abundantes en el sur y centro de la misma, no han llegado a la zona de los embalses de la cuenca del Segura. El pasado día 12 de agosto envié a LA OPINIÓN un par de fotografías (una de las cuales reprodujo el periódico días después) del embalse de la Fuensanta, en Yeste, bajo mínimos. A fecha 10 de ese mes, según datos de embalses.net, ese pantano de la Fuensanta, con 210 hm3 de capacidad, estaba al 7,3%. Y no era mejor la situación del otro gran embalse de la Cuenca del Segura, el Cenajo. Con una capacidad de 437 hm3, sus reservas estaban en 68 hm3, es decir, al 15,57.

Con fecha 5 de septiembre, la situación no había mejorado, sino todo lo contrario. Unos datos de esa web nos dan idea de la gravedad de la situación. La cuenca del Segura, con una capacidad total de embalse de 1.141 hm3, almacenaba el pasado día 5 de septiembre 195 hm3 (17,09%), cuando en la misma semana del año anterior el agua embalsada totalizaba los 307 hm3. El porcentaje en algunos embalses significativos de la cuenca era el que sigue: Talave, 22,85%; Cenajo, 9,38%; La Fuensanta, 6,6%...

Y para quienes, pese a todo, siguen reclamando los caudales del Tajo, la situación no es mejor en dicha cuenca. Con una capacidad de embalse de hasta 11.012 hm3, los pantanos estaban a finales de agosto al 42,51. Y lo más preocupante: los que nos han de ceder agua a la cuenca del Segura, Entrepeñas y Buendía, almacenaban en esa fecha 87 y 169 hm3, esto es, el 2,72% y el 10,31%, respectivamente, de su capacidad total.

Con estos datos, y teniendo en cuenta el alto coste del agua desalada, la situación, no sólo para los regadíos, es más que preocupante. Pese a ello, las demandas de agua del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS) y las de la principal asociación de agroexportadores no cesan. Con fecha 2 de agosto, Juan Marín, presidente de Proexport, ya advertía de que podemos tener graves problemas de riego en septiembre si no se reciben aportaciones del Trasvase Tajo-Segura (hoy, imposible) y de las desaladoras de Torrevieja y de Valdelentisco, por lo que se interesaba por la apertura de nuevas baterías de pozos y por el estado de los del Campo de Cartagena. O sea, un recurso extremo a los caudales subterráneos. Los mismos recursos del subsuelo que (a tenor del informe La trama del agua en la cuenca del Segura, diez años después, presentado hace unos días en Toledo por el responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace, Julio Barea, y por el hidrogeólogo Francisco Turrión) fueron puestos en cuestión, con algo más que discrepancias hacia los autores de dicho informe, por el actual consejero de Agricultura y Agua, Francisco Jódar.

Hay que insistir en ello y decirlo claramente: el actual modelo murciano de agricultura intensiva destinado a la exportación es claramente insostenible.

La extrema situación de sequía que padecemos no impide, sin embargo, que el negocio vaya bien para unos pocos. A título de ejemplo, Proexport informa en su web que la lechuga será el 'producto estrella' en Fruit Attraction 2017, certamen que reunirá el 18 de octubre en Madrid a las empresas vinculadas a la lechuga y verduras de hoja, en Ifema. (Hay que saber que la Región de Murcia comercializa hasta a 53 países el 71% de la producción nacional de lechuga, con Alemania y Francia como zonas preferentes de destino). Y aunque el volumen de las exportaciones se redujo un 1,9% en 2015, se incrementó el valor de las mismas en un 3,9%, gracias a la ligera mejoría de los precios.

En este contexto, la persistente demanda de agua, a cualquier precio, esconde otro dato: los regadíos crecen y crecen. La ampliación, a todas luces insostenible, del perímetro regable es perceptible incluso en zonas tradicionalmente de secano, como en el Noroeste murciano. Un informe de la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena justifica ese incremento en el descenso de productividad de los secanos. Pero la ampliación del perímetro regable no hace sino agravar los problemas asociados a la escasez de agua. Según la Encuesta de 2016 de superficies y rendimientos de cultivos del ministerio de Agricultura (ESYRCE), de 2010 a ese año el regadío se incrementó en la Región un 14,33%, con un total de 181.469 ha de tierras puestas en riego. El negocio, pues, va bien, pero no para todos. El pasado mes de mayo la prensa nos ponía al corriente de la rebelión laboral protagonizada en el campo murciano por inmigrantes con sueldos de 5,5 euros/hora y que, según denunciaban, pese a trabajar 28 días sólo cotizaban por ellos/as unos trece días.

No me entiendan mal: con estas líneas no estoy atacando a la agricultura, sino a unos usos agrícolas hoy insostenibles. Porque hay otros modelos, más adaptados a nuestra realidad de Región semiárida: la potenciación de los secanos (en zonas como el Campo de San Juan y el Calar de la Santa, se han puesto en cultivo centenares de hectáreas de plantas aromáticas, como espliego, salvia, lavandín?) y el impulso a una agricultura ecológica, que tiene un notable nicho de mercado en el exterior. Y todo en un marco de una adecuada gestión de la demanda de un recurso a todas luces cada vez más escaso: el agua.