El sonido del agua, el cielo plagado de estrellas, el fresquito, y la dopada motivación de la noche. Todo se rompe con el ruido de la máquina que limpia la arena, y un despiadado sol sobre las cabezas en las que ensaya su repertorio una banda de tambores. A pocos metros, en el paseo, un inusitado trasiego de jubilados se mezcla con el postureo de los 'runners'. En poco tiempo un niño les llenará el pelo de arena al pasar corriendo. Del cielo al infierno en pocas horas. Para colmo aún resuena en sus cabezas el 'Des-pa-cito'.