Sí, estimados lectores, hoy hace 48 años que el hombre no llegó a la Luna. Era una madrugada cuando todos nos quedamos delante del televisor (a los adolescentes nos vino de perla esa excusa para seguir la juerga toda la noche), oyendo la engolada voz de un periodista, que como estaba en EE UU, supongo que los españoles éramos provincianos y los de provincias de verdad, doble provincianos.

Un Apolo, el 11 en este caso, había sido disparado desde Cabo Cañaveral cuatro días antes, el 16 de julio de 1969. Y en la madrugada nuestra del día 21, 20 para EE UU, alunizó en nuestro satélite preferido. A Amstrong y Aldrin, tras pasar asomados a la ventana de su nave más de seis horas y media desde que se posaron en la Luna, por fin les dieron permiso para bajar y darse un garbeo en busca de selenitas. Pero no los encontraron, solamente alguna que otra roca metamórfica muy viejecita, dicen. Pasadas 21 horas y 36 minutos, volvieron a la cápsula. Arrancaron y se marcharon muy contentos nuevamente a la Tierra, donde el 24 de julio amenizaron en pleno Océano Pacífico. La duración del experimento había durado 195 horas, 18 minutos y 36 segundos.

Hasta aquí las crónicas norteamericanas, pero ¿se llegó a la Luna de verdad, o fue solamente una demostración de prepotencia hecha desde los estudios de cine de Hollywood? El raciocinio, y sobre todo mi ignorancia, que como tal es muy atrevida, no llega a alcanzar la fe necesaria para aceptar ese alunizaje, sino más bien quedé y sigo así alucinado con el montaje.

Argumentos, como casi todo en la vida, existen a favor y en contra, incluso los mismos datos o circunstancias pueden ser interpretados de una u otra forma, para mantener la tesis que te interesa demostrar. Así, el primero de ellos es que la bandera de barras y estrellas que Amstrong clavó en la Luna ondeó, a pesar de que en la Luna no hay viento. Claro que se dice que fue por la inercia al clavarla (cuestión de fe). Otro argumento: en las fotos que cada uno de los astronautas se hacían mutuamente, aprovechando que llevaban insertas en sus pechos cámaras fotográficas, no se ve ni una sola estrella y sí un par de luces, que perfectamente podían corresponder con los focos del estudio de cine. Claro, se puede decir también que esas fotos se tomaron cuando no eran hora de que brillaran las estrellas y que no son tan tontos para dejar que se vean dos focos. Más, las huellas eran demasiadas profundas si se tiene en cuenta que en la Luna la gravedad es seis veces menor que en la Tierra; quizás fuera porque los trajes pesaban mucho (o no). Más aún, las rocas que se trajeron de allí eran tan antiguas que no pueden corresponder con ninguna montaña terrestre (¿de verdad me lo tengo que creer?). Otro argumento a favor que al que se llegó es que como allí dejaron un sismógrafo, que si es verdad no ha servido de nada, y un reflector, nuevas imágenes de la Luna van llegando (¿seguro?).

En fin, lo cierto es que la URSS nada dijo en su momento a pesar de estar en plena guerra fría. Y precisamente por eso, para demostrar que eres el mejor y porque desde entonces no han vuelto a la Luna cada año, incluso organizando viajes para millonarios en luna de miel, es por lo que niego que el hombre llegara a la Luna. Por el contrario, creo mejor que un tal Kubrick dirigió esa farsa desde los estudios de Hollywood. De ahí que más que un alunizaje fuera un alucine. Gracias, EE UU, de todas formas.