En este país somos expertos en muchas cosas y una de las que mejor se nos da es mezclar churras con merinas. Sobre todo si de por medio se utilizan los ingredientes de la demagogia y la envidia. Todo muy mezclado da un cóctel de lo más español y del que estamos bebiendo grandes sorbos en las últimas semanas a propósito de la donación de la Fundación Amancio Ortega a los servicios sanitarios de todo el país de material para el radiodiagnóstico y el tratamiento contra el cáncer.

Así, a priori, que un señor muy rico decida donar más de 320 millones de euros a ayudar a salvar la vida de personas tendría que ser una gran noticia, pero no se crean, que hay quien critica. A la Región de Murcia llegarán 11,7 de estos millones que servirán para renovar equipamientos en los hospitales y que permitirán, por poner un ejemplo, que el Morales Meseguer no tenga que derivar a pacientes para algunas pruebas. Estupendo, ¿no? Pues algunos no lo tienen claro.

Los principales ingredientes de este cóctel de críticas a la donación de Amancio Ortega son: si los ricos pagaran más impuestos no harían falta ‘limosnas’ y es una campaña de imagen.

Si se dan un paseo por el universo de Twitter descubrirán otros muchos argumentos (quiere desgravar, tendría que pagar más a sus empleados...), pero estos vendrían a ser los principales.

Que la tributación de las grandes fortunas es seguramente uno de los asuntos a resolver en este país (y en muchos otros) es una realidad. Pero la ley actual es la que hay y, por el momento y que se sepa, Amancio Ortega y sus empresas no están incumpliendo la ley vigente. Si se ha de recriminar algo, que sea a los Gobiernos que no encentran la fórmula justa de tributación. Además, como demagogia sabemos hacer todos, ¿realmente se creen que si Amancio Ortega hubiera pagado 320 millones más de impuestos este año todo ese dinero hubiera ido a pagar aparatos para vencer al cáncer? Permitánme que lo dude.

Los gestores de este país han demostrado entre inauguraciones de rotondas y firmas de convenios para proyectos monumentales inútiles que lo realmente importante no siempre es lo más urgente para ellos. Así que me gusta saber que esta Fundación comprará directamente los aparatos, formará a los profesionales para que los usen y dotará de fondos para garantizar el mantenimiento de los mismos. A los miles de murcianos a los que les detectarán un cáncer con más precisión gracias a ellos puede que esta donación contribuya a salvarles la vida. Más aparatos significan menos listas de espera para las pruebas y eso supone menos tiempo que se pierde en una batalla en la que cada minuto cuenta.

Sobre la campaña de imagen... ¿en serio? Ese hombre consiguió que los periódicos no tuvieran una fotografía de él hasta hace muy poco. Dudo mucho que sea esta la razón, pero si lo es, muy digna razón. En este mundo en el que la imagen personal y empresarial lo mueve casi todo es completamente legítimo que la Fundación Amancio Ortega se suba al carro. Y, además, si fuera una estrategia comunicativa, su elección ha sido perfecta porque ha ido a lo que más nos importa: la salud.

No se trata de subir a Amancio Ortega a los altares. Evidentemente el crecimiento exponencial de Inditex por todo el mundo no es inmaculado. Tiene manchas y sí, yo también vi el programa de Salvados. Que valore lo que ahora ha hecho no implica que no sea consciente de lo demás. Se trata de no mezclar churras con merinas. ¿Considera que el señor Ortega se hace rico porque no paga impuestos y no trata bien a sus empleados? Pues tiene un arma poderosa en sus manos: no comprar en sus tiendas. Pero me da que más de uno de los que andan criticando la donación lo hacen llevando alguna prenda de Inditex puesta.

Por si no se lo ha dicho nadie todavía, señor Ortega, gracias. Otro día hablamos de lo demás.