Días atrás, en una entrevista con los lectores de LA OPINIÓN, el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, dedicaba un pequeño espacio de sus declaraciones a la enseñanza pero, miren por donde, hacía especial mención a la enseñanza concertada en la Región de Murcia, pasando de puntillas por la pública. Y expresaba lo que ya se está convirtiendo en un mantra de su mandato. Eso de su apuesta por la ´libertad de educación´. Decía textualmente refiriéndose a este asunto: «Este Gobierno apuesta firmemente, y va a ser uno de sus pilares: la libertad. La libertad en todo. Eso es darles la posibilidad a todos los niños a que estudien en el centro que quieran, en el que elijan sus padres. Esto no es ayudar a unos centros más que a otros. Vamos a apostar por la libertad de educación. Y con este Gobierno, esa libertad, esos conciertos que vamos a extender a FP y Bachillerato, están garantizados».

Pues qué bien, porque el ciudadano que no puede pagar un colegio concertado, pero también tiene derecho a que sus hijos tengan una adecuada formación, duda de que sus retoños tengan a su alcance los mismos recursos, por ejemplo, que los de colegios privados que segregan por sexos, pero con los que esta Comunidad es tan generosa, y con los concertados que cuentan con instalaciones deportivas, de las que carecen los públicos, con calefacción y aire acondicionado, que están ausentes en los públicos y con un adecuado número de profesores, insuficientes en los públicos.

El ciudadano normal, que paga sus impuestos para que este país funcione adecuadamente, se queda un tanto sorprendido cuando el presidente de su Comunidad habla de libertad para referirse a la educación concertada y no defiende con el mismo calor la pública, sobre todo cuando, al parecer, quedando menos de un mes para que acabe el presente curso académico, la consejería de Educación, Juventud y Deportes no ha pagado ni una factura de los gastos corrientes a los centros que imparten la Formación Profesional, y sólo abonó una cuarta parte a los de Primaria y la ESO.

A los padres que envían a sus hijos a la educación pública, porque no se pueden permitir la concertada, también les gustaría que a sus hijos no les hurtaran el derecho que tienen a recibir una educación que contemple enseñanzas de música, por ejemplo, porque tal y como denuncia la Asociación de Docentes de Música de la Región de Murcia (ADMURM), que acoge a los profesionales que imparten esta materia en educación primaria, secundaria obligatoria y Bachillerato, en esta Región la aplicación de la LOMCE «ha dejado a la música, como materia, en vías de extinción».

Tan en vías de extinción que se ha registrado una importante reducción de las plantillas de profesores, perdiéndose un 30% y un 40% de horas lectivas, tal y como ha denunciado Carmen Duque Suárez, presidenta de la asociación, que cuenta que se comenzó reduciendo la carga horaria de las enseñanzas artísticas en Primaria para continuar suprimiendo la música como materia obligatoria de primero de ESO y finalmente en este curso se ha perdido una hora más de segundo de ESO. Y si a esto añadimos que los recortes económicos, que al parecer solo afectan a los colegios públicos, han impedido que esta enseñanza sea optativa en cuarto de ESO y Bachillerato, pues la enseñanza pública se encuentra día a día en la desolación más absoluta, en estas y otras cuestiones. Pero para el presidente de la Comunidad la gran preocupación son los colegios concertados, ni media palabra para hablar de esos colegios de la pública que tienen carencias de todo tipo; tantas que los centros educativos públicos aún no han recibido el presupuesto asignado a los mismos.

Hace años, el escritor alemán Lichtenberg escribió: «Cuando los gobernantes pierden la vergüenza los que obedecen pierden el respeto». Y seguimos en lo mismo.