La Comisión Europea censura a España por su alto grado de corrupción. Tantos grados que no hay latitud que sufra una borrachera cada día, cambiemos o no de embriagadora brújula: Gürtel, Lezo, Púnica, tarjetas black, Pokemon, Nóos, etcétera. El Fondo Monetario Internacional censura a España por la moderación salarial porque es contraproducente para sus fondos y, ante todo, los nuestros. La también peligrosa OCDE censura a España porque la austeridad ha prolongado la crisis, abriendo una brecha de desigualdad imposible de cerrar. Nadie nos va a arrebatar la champions de la austeridad por mucho que el árbitro nos anime a levantar el pie. El temible Eurostat censura a España por estar a la cabeza del subempleo y de la precariedad. La izquierdista Cáritas censura a España por los mayúsculos niveles de pobreza o, más bien, desniveles que afectan especialmente a los más jóvenes y a regiones como Murcia. La patronal murciana, que es tan populista como los organismos y organizaciones señalados, censura a España por el castigo presupuestario permanente a la Comunidad de Murcia. Unas cuentas del Gobierno central que consolidan la divergencia al trasvasar el dinero común a aquellas regiones que, paradójicamente, más tienen y siempre reciben.

Ciertamente, no hacen falta más censuras, lo que explicaría el silencio de los sindicatos o la desunión y la falta de respuestas de la oposición, que sirven de barrera a nuestros mosqueteros patrios. Guindos blande su espada en Bruselas para intentar derribar a los que duden de la honestidad de los políticos españoles; Montoro dinamita el prestigio de Cáritas y al mismo Papa si se parapeta tras una encíclica; y nuestros diputados populares en el Congreso salen de su escondrijo para defender, uno tras otro, lo bien tratados que, como murcianos, se sienten con el Gobierno central, arremetiendo contra una CROEM a la que sitúan en bando contrario. Toda una película de miedo que estamos condenados a repetir si nos mantenemos como meros espectadores, pasando por taquilla y sin reclamar nunca un cambio de director y de protagonistas€ y que conste que yo quería hablar de la maravillosa noche de los museos en toda la Región, con los ciudadanos tomando la calle para disfrutar de su historia y de la cultura.