En domingo, en portada y a cuatro columnas, publicaba El País del 14 pasado un artículo firmado por Rafa de Miguel bajo el título «El PSOE se asoma al abismo». Ya sé que perro no come perro, que entre bomberos no hay que pisarse la manguera, que más errores cometo yo. Pero aunque siempre es menester hacerlo, en el día de máxima difusión del periódico, en el lugar más destacado y con tamaña ocupación espacial hay que cuidar muy mucho (digo yo) el decir bien lo que se quiere decir, en escribir con corrección y claridad. Sobre el fondo del asunto, nada opino. Sobre la forma del asunto, protesto. Escribe el articulista: «La socialdemocracia encadena derrotas por toda Europa que la conducen a la desaparición, la marginalidad y la dispersión de su base tradicional». Analicemos. Desaparecer es dejar de existir. La marginalidad es la situación en la que queda una colectividad a la que se excluye socialmente. Dispersar es separar lo que estaba reunido. La conjunción 'y' une. Por todo ello: Si dejas de existir, te importará un pito que te marginen, pues ya estás muerto. Si tu grupo se ve excluido socialmente, ¿qué más te dará que se disemine? Así que nada de 'y': conjunción 'o', que es la que denota diferencia, separación o alternativa.

Prosigo. La base social citada es «la alianza entre el voto obrero y la clase media urbana». Vale. Pero añade De Miguel que se dispersa «hacia propuestas de izquierda radical, populismos construidos sobre el rechazo al sistema o nuevas plataformas de corte liberal». Pregunto: ¿Es que ahora nos dispersamos 'hacia'? ¿Manolito y Manolita están dispersos 'hacia' sus cosas?

Continúo. Tal como está escrito el párrafo, los dichos 'populismos' son una explicación, una subordinada adjetiva, de 'izquierda radical', cuando el sentido del artículo parece indicar que quieren ser el segundo elemento de una enumeración que consta de tres elementos. ¿Por qué esa culpable anfibología gramatical? ¿Por qué no aclararlo escribiendo «propuestas de izquierda radical, o bien populismos construidos sobre el rechazo al sistema, o nuevas plataformas de corte liberal», sin comas incluso, si se quisiera?

Sigo leyendo: «En España, donde las encuestas dan todavía a los socialistas un suelo de en torno a un 20%?». No, señor mío: las encuestas jamás en la vida dan ni dieron 'suelo', ni menos aún 'suelos de en torno a', una expresión inútil que nada significa. Probemos a suprimirla: «En España, donde las encuestas dan todavía a los socialistas un 20%...». ¿Ven ustedes qué sencillo es escribir claro?

Parece (prosigue el autor) que «el PSOE se ha embarcado en una auténtica guerra fratricida por su liderazgo». Pregunto de nuevo: si la guerra es 'auténtica' será que hay guerras falsas o falsificadas. No, señor mío: o hay guerra o no hay guerra, punto.

«Incapaz de dar una respuesta contundente a la rivalidad por la izquierda que trajo Podemos, el ex secretario general del partido, Pedro Sánchez, ha resurgido de su derrota del 1 de octubre ante el comité federal del partido con un desafío hacia los dirigentes que forzaron su dimisión». 'Incapaz' revela que el artículo es opinión pura, luego no se puede achacar su mala redacción a las prisas que conlleva la información urgente. Más: en todo caso, se responde de modo contundente a los rivales, no a la rivalidad, pues a un rival podría causársele gran impresión en el ánimo, convenciéndolo; pero ¿cómo hacer tal cosa con una rivalidad? Y más: ¿Resurgió Sánchez de su derrota o resurgió Sánchez ante el comité federal de su partido?

Y, por último, se habla de «un PSOE que sea capaz de obtener mayorías». Ay, el falso prestigio del plural, ay. Mayoría es el mayor número de votos conformes en una votación. Ya está. Con un 'mayoría en' donde fuera, íbamos que chutábamos. ¿No debe librarse la batalla por el buen periodismo en la veracidad, pero también en el escribir claro y bien?