Estamos en una época de plena conversión al mundo digital de las entidades bancarias, que en un corto espacio de tiempo dejarán de ser tal y como las conocemos ahora. No dejamos de tener noticias de que se reducirá el número de oficinas y nos bombardean avisándonos de que debemos hacer las gestiones por Internet, para lo que ya ponen a disposición de los clientes ´gestores virtuales´ y herramientas para que se hagan las operaciones más usuales desde el móvil o el ordenador. Aunque, entre este bombardeo de digitalización, hay algo que permanece inamovible. Se trata de las clásicas libretas para actualizar los movimientos que realizamos en nuestra cuenta corriente, que apenas han sufrido una leve evolución desde que se crearon, con la única diferencia de que las apuntes de ahora son por ordenador y no a lapiz como hasta hace unas décadas. A mí me llama la atención que se siga utilizando ese sistema, ya que además de fallar en muchas ocasiones (o quién no ha tenido que ir a que le cambien la libreta porque la que tenía no funcionaba), suena a los tiempos de la serie Cuéntame. Esto demuestra lo importante que sigue siendo una buena libreta en la era de Internet. Yo reconozco que cada vez que voy a una rueda de prensa o hago una entrevista utilizo mi libreta clásica, la de anillas, para tener mis apuntes claros y ante el miedo de que falle la tecnología (leáse grabadora digital). Además, aún veo a muchos policías con la histórica libreta de multas, sí la de apuntar con el boli en plan receta médica....