Cuando entras en un bucle negativo es muy complicado salir de él. Los pensamientos y hechos que te rodean te llevan a acometer situaciones en tu vida que no te sonríen. Sin embargo, y cuando menos te lo esperas, nace algo cerca de ti que te ilumina; y el cuento comienza a cambiar.

La verdadera habilidad no consiste en que enciendas la luz; sino en saber manejarla y llevártela a tu terreno, disfrutar de ella. Las circunstancias que te encuentras son positivas o negativas según la actitud con la que las afrontes.

Cuando pasa el tren es oportunidad perdida, aprovéchate del movimiento que das con tu nueva perspectiva y viaja hacia donde te lleven tus deseos con ilusión, con honestidad y con franqueza.

Si eres capaz de soñar despierto y de 'volar' con los pies en el suelo, todo es posible. El pensamiento te lleva muy lejos, aunque lo más importante es saber ponerlo en práctica; y ser consciente de los pasos que vas dando para culminar un viaje que nunca termina. Porque cuando estás consiguiendo objetivos, estos se retroalimentan; por eso entras en un bucle positivo del que no te quieres separar.

Y podrán pasar por delante de ti todos los problemas del mundo, todas las dificultades posibles, que aunque estén muy presentes, tendrás que concentrarte en lo que te hace sentir maravillosamente bien. Podrás esquivarlos con determinación y con muchísima perseverancia. Debes valorar tu cambio y la confianza que generas con él.

Porque pensar en positivo está genial, porque tener actitud es maravilloso, pero hacerlo es increíble; y sentir cómo tus sueños se convierten en realidad, no tiene nombre. Y de repente, entras en una dinámica de la que no quieres bajarte, de la que no quieres ausentarte, de la que quieres alimentarte?

Decide por y para ti. Y si sales de esa onda que te beneficia, que sea por poquito tiempo, para volver lo más rápido posible.