Cuando en 1982 el PSOE ganaba por mayoría absoluta las elecciones generales en España, contaba con más de un siglo de historia, habiendo pasado más de treinta años en un duro y forzado exilio, por lo que fue un auténtico logro que un partido del que parecía no quedar recuerdo cuando se inició la transición a la democracia, fuese capaz de alcanzar, siete años más tarde, un gran triunfo gracias, entre otros, a socialistas como Felipe González, Alfonso Guerra, Txiki Benegas y tantos y tantos jóvenes socialistas que habían continuado luchando por las ideas de su partido, sin hacer mucho ruido pero consiguiendo muchas nueces. Fue un PSOE que era percibido alejado del rencor, del odio, cercano a los ciudadanos y, sobre todo, a sus compañeros. Un PSOE que consiguió para España los más importantes logros sociales y políticos.

Ha pasado el tiempo, y algunos militantes socialistas, al parecer, perdieron la memoria y, si me apuran, la vergüenza también, al permitirse comparar a Felipe González, un auténtico líder político, a años luz de ellos, con Paco Martínez Soria, aquel actor que encarnaba como nadie la 'cazurrez' española, del que algunos están tan sobrados. Sí, en el desparrame del mal gusto en el que Pedro Sánchez ha convertido sus mítines de primarias, en Murcia se ha alcanzado el máximo nivel, si es que esto es posible, con la intervención en el mitin del domingo de José Vélez, el alcalde de Calasparra, que conforme avanzaba en su intervención y al calor de los aplausos (ya saben que estos son muy fáciles de conseguir al impulso de la demagogia) se iba creciendo y dispaba a todo lo que se movía. Y en su verborrea de mal gusto se animaba a decir que el presidente de Aragón, Lambán, era de los que «hoy me levanto de izquierdas, mañana me levanto de derechas», pasando por alto que el que se acostó una noche diciendo que «nunca pactaré con los populismos» y cosas parecidas se levanto al día siguiente pregonando la buena nueva de su conversión a los principios de Podemos y declarando su fidelidad a los mismos, y que sepamos ese no fue Lambán sino Pedro Sánchez, quien se descubre ahora «no siendo el mismo del de hace dos años», como si fuese un imberbe muchacho en continua evolución.

Pero Vélez, en el colmo del despropósito, llamó a Felipe González necio. Sí, este pozo de sabiduría calificó a Felipe González de ignorante. Al referirse a Zapatero apuntó que «se les va la cabeza a esta gente», y a Susana Díaz, objeto de sus obsesiones, le llamó «la que ordenó el golpe de Estado político». Para decir de la Gestora que «va a pasar a la historia por sus practicas mafiosas» y continuar como un iluminado (qué miedo me da este tipo de gente) diciendo que ellos son el auténtico PSOE, que las bases son las que decidirán. Como si los avalistas de Susana Díaz y Patxi López no formasen parte de esas bases a las que se aferran, y terminaba pidiendo el voto de los que apoyan a Patxi. Para este señor, las avales no valen igual, pero los votos sí.

Una intervención, por el tono y la forma, realmente preocupante. Porque pasaron los tiempos de los odios y del rencor. Porque lo que este país necesita es concordia y razonamiento y porque oyendo estas cosas y viendo estas formas me temo que el voto a Pedro Sánchez será también un voto a Podemos. Y si me atrevo a decir esto es porque, como se sabe, la mente subconsciente es la mente emocional. Aquella que se deja llevar por los gustos, los deseos y el corazón, así es que, subconscientemente creamos fuertes enlaces neuronales hacia ciertas cosas o personas. Que es lo que le ocurrió en su parlamento a José Vélez cuando dijo «la lucha de las plataformas está siendo fundamental frente al absolutismo al que nos quieren someter» porque, que sepamos, este ha sido siempre un lenguaje de Podemos, nunca lo fue del PSOE. ¿O piensan adoptar el mismo lenguaje también?