En octubre de 1976, una junta promotora convocó la asamblea a la que asistieron más de doscientos vecinos y de la que saldría constituida la Asociación de Vecinos de Vistabella, aunque no sería legalizada hasta un año después, como A. V. de Vistabella ´La Primera´.

El barrio, la primera gran expansión de la antigua Murcia de huella árabe, dirigida hacia el este y construido junto al río Segura (1941-1959), que había sido «ejemplo triunfalista de vivienda protegida urbana que respondía a la evolución del ideario falangista en materia de vivienda» (Reus Martínez 2016), se sumaba al movimiento ciudadano vecinal democrático, formado en muchos lugares de España por asociaciones de vecinos, culturales, sociales... que desde finales de los años 60 fueron utilizando los resquicios o posibilidades legales que permitía el régimen dictatorial y su ´derecho de asociación controlado´ de la Ley de Asociaciones de 1964, como instrumentos de participación para el cambio social y político (Reverte Martínez).

Desde su nacimiento, este ´movimiento de los barrios y las organizaciones de vecinos´ (movimiento ciudadano en contraposición al Movimiento Nacional, o partido único del régimen franquista) fue, por un lado, factor de recomposición del tejido social y creador de vínculos solidarios en un contexto de crecimiento urbano y trasvase de grandes cantidades de población del campo a las ciudades. Por otro lado, fue elemento de lucha reivindicativa en demanda de las carencias urbanísticas, de equipamientos, infraestructuras y servicios. Y en un tercer nivel, un elemento de lucha y educación cívico (política en demanda de la democracia).

Nací en el bloque 22 del barrio, y comencé mi camino en la participación social con la Vocalía de Juventud de la asociación. Es motivo de celebración, personal y colectivo, recordar el proceso participativo de una Asociación que ha cumplido cuarenta años de continuidad como organización para la mejora y la innovación social del barrio, con la participación directa y activa de su gente, y cuya clave fundamental ha sido partir de la auténtica realidad y del protagonismo de sus vecinos y vecinas.

Este camino comenzó con los pobladores iniciales, la primera generación vistabellera, que años después de la construcción del barrio, ante el abandono por la Administración, pondría en marcha la Asociación, en los salones de la iglesia del barrio, con el sacerdote Roque Yagüe apoyando desde la comunidad parroquial, y cuyos equipos directivos plasmaban la nueva pluralidad democrática: Susi Arenas y Paco Candel, María del Carmen y María Teresa Carretero, Antonio Díez, Manuel Reverte, Mariano Millán, Salvador Navarro, Gabriel García Sánchez€

Los años pasaron, el siglo XX se acercaba a su final y una segunda generación vistabellera, en buena parte hijos del barrio, decidieron y pudieron seguir viviendo aquí, y renovaron la asociación vecinal, con Fernando Navarro, María Teresa Díez, Jesús Muelas, Beatriz Lidón...

El siglo XXI trajo una tercera generación vistabellera, gente que desde otros barrios o pueblos, de otras ciudades o de otros países, eligió que este sería un buen sitio para vivir, y sobre todo, para convivir. Y volvieron a renovar las asociaciones del barrio, con Alicia Morales, Nacho Álvarez Castellanos, Lucrecia García, Eduardo García Milagros, Patricia Reus, Pilar de Ayala...

Esa mezcla mestiza de varias generaciones y diferentes orígenes, conforma la realidad viva y activa del barrio y «hoy Vistabella es soporte de una vida urbana intensa, comprometida y llena de afectos» (Reus, 2016).

Durante este curso se ha estado desarrollando un ciclo de debates y mesas redondas sobre los cuarenta años de movimiento vecinal en el barrio de Vistabella, con final el 12 de mayo a las 19:00 horas, con una conferencia sobre El futuro de la participación ciudadana y el movimiento vecinal, a cargo de Fernando Pindado Sánchez, que además de abogado y escritor experto en asociacionismo es Comisionado de Participación Ciudadana y Democracia activa del ayuntamiento de Barcelona.

De una obra suya viene el título de este artículo, La participación es la vida de las ciudades, y de sus barrios, como el de Vistabella, y de todos los barrios y pedanías que continúan luchando «por unos barrios más nuestros», como nos recuerdan, hoy día y muy de cerca, el movimiento vecinal de la Plataforma Pro Soterramiento, de cuyo éxito depende el futuro de nuestra ciudad.