No hay ingeniería jurídica capaz de desmontar la ´exposición razonada´ de la jueza de Lorca que imputa cuatro delitos al exalcalde de Puerto Lumbreras, hoy presidente de la Comunidad Autónoma, en el proceso de construcción del auditorio de esa localidad. Era algo muy evidente de antemano; por tanto, sorpresas, las mínimas. Pero esta regla de tres nos predice, de manera inmisericorde, que los pasos sucesivos serán también previsibles. Por tanto, el horizonte será el banquillo. Más allá de éste no cabe adivinación, pero la previa es clara: no hay presidente de país o de región en Europa que haya sobrevivido políticamente a la fase final de una imputación si ésta concluye en el deber de declarar como acusado ante el juzgado que ha de dictar sentencia.

La decisión, ayer, del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJ) de asumir la instrucción del ´caso auditorio´ fue celebrada por los portavoces oficiales del PP y del Gobierno como un paso decisivo para una solución rápida de la cuestión que atenaza a PAS, pero olvidaban que los abogados de éste exigían justo lo contrario: que el TSJ hubiera decidido de nuevo la remisión del caso al juzgado de Lorca para que éste concluya la investigación de la ´pieza separada´ con que proseguir las pesquisas judiciales a fin de comprobar si se hizo un correcto uso de la subvención de la consejería de Cultura para la construcción de ese espacio. En ese contexto, la resolución del TSJ fue un ´varapalo´ para los intereses de PAS, consistentes en dar nuevas patadas hacia adelante, pero sus portavoces hicieron de necesidad virtud y pretendieron trasladar en positivo lo que resultó un claro revés en la estrategia de defensa del presidente. Un error. Porque cualquier observador, este comentarista, por ejemplo, habría visto bien que el ´caso auditorio´ cerrado en la instrucción del juzgado de Lorca y la ´pieza separada´ abierta para comprobar el uso de la subvención de la Comunidad se hubieran unificado en una misma instancia, dado que todo concurre en una operación única. Y si bien el TSJ no ha devuelto lo instruido hasta ahora por el juzgado de Lorca a su lugar de origen a fin de que integre todos los flecos, bien podría haber reclamado, al asumir el caso, la instrucción de la ´pieza separada´ por la jueza lorquina, pues todo va al mismo saco, y es obvio que si hay indicios, hasta donde llegó la instrucción, de que el entonces alcalde incurrió supuestamente en delitos administrativos, cabe suponer que también tendría alguna responsabilidad en la administración de los fondos para la construcción del auditorio, aspecto que se investiga en esa ´pieza separada´.

Aquí hay un evidente desajuste formal para quienes somos legos en cuestiones judiciales. Porque ¿qué pasaría si el TSJ acabara archivando las imputaciones de la jueza de Lorca que afectan a PAS y posteriormente la instrucción de la ´pieza separada´ diera lugar a una acusación más consistente? Pues es bien claro: se podría concluir que la administración de los fondos que se investigan en esa ´pieza´ habrían requerido de las irregularidades que anteriormente habrían sido archivadas, con lo que el TSJ no quedaría en muy buen lugar. Por tanto, la instrucción global de todos los aspectos relacionados con el ´caso auditorio´ desprende una lógica aplastante. Dos posibilidades a la vista: una, que el alto tribunal hubiera devuelto la instrucción a Lorca, según pedía la defensa de PAS; y dos, y más aceptable, que ayer mismo el TSJ hubiera reclamado también la instrucción de la ´pieza separada´, dado que se puede colegir que asímismo afecta a la gestión del exalcalde.

De una manera u otra, lo claro es que PAS va camino del banquillo. Esto algunos lo enuncian como un deseo, pero al margen de los detractores del presidente, cualquiera, incluso entre los afines, puede verlo como una realidad. Y las consecuencias políticas del hecho pueden resultar demoledoras. Todo pretexto intermedio es un intento de distracción o un defecto de visión. ¿Dispondrá el presidente de capacidad de resistencia para soportar ese trayecto manteniendo el imaginario de que al final todo quedará en un mal sueño? En tal caso, el desgaste político puede ser inimaginable. O el desgaste judicial. Uno de los dos, o los dos.