Una semana después, quiero confirmar la noticia que LA OPINIÓN adelantó el pasado 14 de febrero. Sí, me he casado, he pasado por la vicaría, me han puesto el anillo, ya no estoy en el mercado solteril. «¿Contra quién?», preguntará alguno. Pues 'contra' Mónica, la persona que irrumpió en mi vida como un torbellino en el puente de Todos los Santos del año 2014 y a cuya vera quiero envejecer. Fue el pasado 4 de febrero de 2017, en la parroquia de San Andrés y Santa María de la Arrixaca, con una celebración por todo lo alto en el restaurante Magna Garden, de Zarandona, un marco inmejorable en el que los invitados (pese a las reticencias previas que tenían todos ellos, por lo insólito de una boda en pleno invierno, y encima al aire libre) lo dieron todo en un festival memorable. Antes del enlace, cuando anunciaba mi inminente casamiento, la respuesta que más me encontraba era la de «chacho, no sabes dónde te metes, piénsatelo que todavía estás a tiempo». Solo llevo 17 días de casado, con viaje de novios incluido, pero por ahora puedo afirmar con rotundidad que ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Espero decir lo mismo dentro de 17 años, si es que estoy vivo. Animo a todo el que se esté pensando si pasar por el altar, o el juzgado, a que dé el paso. Así que todo el mundo a casarse, leñe ya, que hay que perpetuar la especie.