El día amaneció desapacible. El tiempo atmosférico parecía anunciar el tiempo político. En este último campo, las sombrías perspectivas de la mañana se tradujeron en rayos y truenos. El juez de la Púnica habló por fin y dictó su previsible resumen. A esta nota siguieron las declaraciones encadenadas de todos los portavoces de la oposición, incluidos algunos de los líderes nacionales. Un tuit de Rivera vino a confirmar que no hay pacto en este aspecto con Ciudadanos, y el invicto Iglesias, aunque con poca fortuna en la acuñación («ese señor de Murcia», en el fondo no tan distinta a cuando a Rajoy se le olvidaba el nombre del presidente murciano) tuvo un momento para la actualidad política mientras diseñaba la escabechina interna en Podemos. El PSOE se lanzó a la yugular en la voz del siempre presto González Tovar, aunque éste, a la vez que pedía bien temprano la dimisión del presidente de la Comunidad, a las pocas horas se mostraba dispuesto a consensuar con el Gobierno de PAS un acuerdo en política de infraestructuras. Lo propio. Pero la cosa era grave, porque en el auto del juez aparecía una palabra dura, entre otras no menos feas: cohecho. De modo que hasta Cospedal salió al quite. La misma que admitió en el entorno del congreso del PP que quizá su partido no había estado resolutivo contra la corrupción, vino en la práctica a poner la mano en el fuego por PAS, justo en el momento en que éste más rodeado estaba por las llamas. Una señal inequívoca de que desde Madrid, por mucho que arrecie la tormenta, no están dispuestos a dejarlo caer. Al menos, de principio.

Pero pasaron las horas, y ya a punto de entrar la tarde, las nubes se despejaron, y habló la Fiscalía Anticorrupción, bien oiréis lo que decía: que a PAS hay que dejarlo en paz, pues no puede haber delitos si los actos que los confirmarían nunca se produjeron. Con otras expresiones, la tesis que desde el principio mantiene el presidente. Un jarro de agua fría para quienes ya habían empezado a instalar la horca en la plaza de San Esteban. Es dudoso que cuando el auto del juez Velasco llegue al TSJ disponga de la energía suficiente para que tenga recorrido judicial contra PAS si las acusaciones no van acompañadas del subrayado de la Fiscalía. Sobre todo porque ésta, en un razonado desdoblamiento, ha establecido la doctrina acusatoria: en la actual senadora Pilar Barreiro sí detecta una ristra de delitos enmarcados en Púnica durante su etapa de alcaldesa de Cartagena. La clave: en este caso se produjo relación contractual con la trama y no ocurrió tal cosa en lo que se refiere a PAS. Por tanto, el concepto «en grado de tentativa» que, para simplificar, podríamos aplicar a las circunstancias del presidente, no es estimado por la acusación. No se puede descartar que haya magistrados que reproduzcan la insumisión del juez Castro, quien se rebeló contra el fiscal en el caso de la infanta, pero esto es excepcional. A estas horas, el caso Púnica, en lo que toca a PAS, si seguimos la lógica de todo esto, está a boca de archivo.

El juez Velasco, por lo que se deduce, se empeñó desde el principio en exhibir el lema de MediaMark: «Yo no soy tonto». Pero tal vez, ya lo veremos, no disponía más que de indicios que no podía corroborar con pruebas efectivas. Algo así como lo que (salvemos las muchas distancias) le ocurre a la Policía en el caso del asesinato de Carmen Martínez, la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala. Creen saber quién es el asesino, pues todos los elementos que manejan conducen a la misma persona, pero no encuentran la manera de rematar la investigación, pues más allá de la motivación y de las pistas que señalan una coherencia en el desarrollo de los hechos carecen de la prueba definitiva. Admito que la comparación es exagerada en términos, pero pertenece a la misma categoría. El juez está firmemente convencido de algo que no puede demostrar de manera fehaciente, y es que PAS se disponía a firmar un contrato que no firmó. Esta suposición no basta para la Fiscalía, de modo que con los elementos en juego, el caso se agota ahí. Puede que esto decepcione a algunos, pero siempre quedará el caso Auditorio. Mientras tanto, ayer, el sol salió para PAS.