Empezar asusta hasta al más valiente. Caras nuevas, códigos distintos, rutinas diferentes. A menudo trae consigo cambios, a veces grandes, algunos muy deseados, pero sobre todo implica grandes dosis de incertidumbre. Esos cambios nos mantienen despiertos y nos obligan a esforzarnos e intentar sacar lo mejor de nosotros mismos.

La novedad nos devuelve la mirada curiosa ante lo extraño que tienen los niños y los turistas, que solemos desechar pronto y que con frecuencia cuesta recuperar.

Empezar puede asustar hasta al más valiente, pero se hace necesario en ocasiones. Decir adiós a lo viejo para saludar a lo nuevo.

Empezar requiere acomodar en nuestra mochila todas nuestras experiencias anteriores, sin olvidarlas, para dejar espacio a las que se les unirán.

Empezar destapa la caja de las primeras veces, de las que tanto aprendemos.

Así que hoy que me estreno en estas líneas, después de empezar y hacer hueco en la mochila, a ti que estás leyendo, buenos días por primera vez.