Es bastante probable que algunos de ustedes, al leer el título de esta columna, hayan tarareado inconscientemente el estribillo de aquella canción machacona y pegadiza del grupo Objetivo Birmania, que se titulaba Los amigos de mis amigas son mis amigos. Lo que me ha llevado a mí a buscarla y volverla a escuchar en ese pozo sin fondo que es Youtube son los líos en los que andamos metidos en este país, en el que, a pesar de todo y de Sabina, las niñas siguen queriendo ser princesas, al menos, mientras son pequeñas. Y es que, a esa edad, todo se ve color de rosa. La resolución esta semana de dos de los casos más mediáticos, Gürtel y Nóos, demuestra que no lo es.

Líos a los que no escapamos en esta Región. Es tan triste que, si pidiéramos a la gente por las calles de Madrid que nos dijeran dos noticias relacionadas con la Región de Murcia, yo creo que las ganadoras serían que el Mar Menor agoniza y que el presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, está bajo sospecha en el caso Púnica. Y, lo peor, es que muchos no sabrían decirnos su nombre. No, no me den la razón. ¿Sabrían ustedes decirme cómo se llama la actual presidenta de la Comunidad de Madrid? ¿Y de otras regiones? ¿Pero a que sí saben, sin pensarlo dos veces, el del presidente catalán? En fin, que no quiero perderme.

La suerte para nosotros, los cartageneros, es que la supuesta implicación de la que fuera nuestra alcaldesa, la ahora senadora Pilar Barreiro, ha quedado relegada a un segundo plano y la imagen de nuestra ciudad se ve menos afectada. ¿O no? Porque me da a mí que, por mucho que nosotros intentemos desligarnos de Murcia y de que nuestro alcalde proponga que nos llamemos levantinos, en lugar de murcianos, para los de fuera somos todos lo mismo. ¿O acaso ustedes distinguen si los expresidentes andaluces Chaves y Griñán son de Sevilla o de Huelva? Por cierto, citarlos no es casual. Se han sumado a esta fiesta del lío judicial que hemos vivido esta semana. La Audiencia de Sevilla confirmó ayer su acusación formal en el caso de los ERE apenas unas horas después de conocerse que Urdangarin irá a prísión. Menudo estrés, a este paso, los periódicos van a necesitar dos portadas diarias. Ya sé que es sarcasmo puro, pero, al menos, hay algo en lo que la unidad de España no está en peligro.

Tanto jaleo en los tribunales me ha liado a mí y me ha llevado a dar este rodeo antes de hablarles de lo que realmente quería, el cada vez más cercano relevo de alcalde en Cartagena, que ese es otro lío en el que voy a intentar no liarme ni liarles a ustedes. Lo primero, aclarar que no es que, de repente, me haya dado por ahí. Abordo esta cuestión, porque la tensión y la tirantez entre el actual regidor, José López, de Movimiento Ciudadano, y los representantes de Cartagena Sí Se Puede (CTSSP, Podemos) es evidente y creciente. El cruce de reproches y descalificaciones se ha hecho habitual en las últimas semanas. Vamos, que decir que la relación entre estos dos grupos municipales es distante sería un eufemismo. ¿Puede esta circunstancia poner en riesgo el cambio en la alcaldía y la designación para el cargo de Ana Belén Castejón (PSOE)?

El bautizado como pacto de la servilleta que firmaron López y Castejón y que permitió la investidura del primero en junio de 2015 rezaba textualmente: «Que acuerdan establecer dos periodos de alcaldía, de dos años cada uno, comenzando, en primer lugar, MC y, en el segundo turno, el PSOE. El cambio de alcalde entre ambas formaciones habrá de producirse entre el 10 y el 20 de junio de 2017». Sin embargo, lo cierto es que este acuerdo no era suficiente y se necesitaron los votos de los tres ediles de la marca local de Podemos para poder ejecutarlo y que José López se hiciera con el bastón de mando. Entonces, los de Cartagena Sí Se Puede se prestaron con agrado. Había que desbancar al PP tras veinte años campando a sus anchas por el Consistorio. Pero ellos no firmaron ningún pacto. Y su portavoz, Pilar Marcos, se encargó de recordarlo hace varias semanas, al anunciar que será una asamblea la que decidirá si apoyan la investidura de Ana Belén Castejón, quien confía en que así sea.

Este dos más uno al frente del Ayuntamiento sacó adelante los presupuestos de 2016 sin apenas problemas, pero Cartagena Sí Se Puede retiró su apoyo a los de este año. Ciudadanos acudió al rescate de las cuentas del Gobierno con sus tres ediles. La mala relación entre MC y CTSSP podría perjudicar los planes de Castejón o, quién sabe si, por el contratrio, los favorezca, porque los podemitas la prefieran a ella a que siga López. La líder del PSOE necesita el voto de 14 de los 27 concejales del pleno municipal y entre los de su formación y la del actual regidor, sólo suma once.

El lío está servido y se vislumbran unas semanas entretenidas en nuestra política local. Eso sí, hay que reconocerle a Castejón que ella ha cumplido con su parte y que sería injusto que, ahora, entre unos y otros, le complicaran alcanzar su sueño de ser alcaldesa de Cartagena. Por su bien y el de nuestra ciudad, que no la líen. Que no nos líen.