Vaya por delante que, posiblemente, todo lo que sigue a continuación a unos les parecerá indignante y a otros, incomprensible, pero si no lo digo, reviento. Esta semana volvió a salir en los medios de comunicación una noticia sobre unos animales salvajes que se aproximaron a una zona de viviendas. En esta ocasión fueron jabalíes; en otras, caballos salvajes, osos o toros. Tras la llamada a las autoridades alertando de la proximidad de estos animales, agentes de la Guardia Municipal y de bomberos llevaron a cabo un dispositivo y colocaron un camión escala en el que se apostaron unos cazadores para poder abatir a los jabalíes. Digo abatir porque es el término que utilizan los medios de comunicación en sustitución de matar. Matar conlleva implícita sangre, pero si dices abatir, la cosa cambia: es todo mucho más limpio. El caso es que mataron a varios jabalíes. Según señalaron las autoridades (y parece que todo el mundo da por bueno), mataron a los jabalíes porque estos animales son un peligro para las personas.

El otro día un conductor presuntamente drogado mató a una persona con su vehículo y, sin embargo, a pesar de ser peligroso para todos nosotros, la Policía no lo abatió a tiros. Hasta donde yo sé, los jabalíes no violan, no abusan de niños, no trafican con mujeres, no entran en viviendas para golpear y robar a ancianos, no conducen borrachos, no matan a sangre fría, no torturan, no trafican con drogas. Todo eso lo hacemos los seres humanos. Sin embargo, a pesar de que los violadores, los pederastas, los ladrones y los asesinos son peligrosos para la sociedad, la Policía no los abate a tiros. Teniendo esto en cuenta (el peligro para la sociedad), no entiendo que la vida de un delincuente valga más que la vida de un jabalí. Aunque a alguien pueda parecerle una aberración, yo prefiero tener cerca de mi casa a cinco jabalíes y ochocientos caballos salvajes antes que a un pederasta.

Sé que esto que acabo de afirmar puede escandalizar a muchos y provocar el rechazo absoluto por parte de algunos lectores. Pero a mí lo que me escandaliza, lo que me causa un absoluto rechazo es que se tome la vida de los animales tan a la ligera, pudiéndolos matar cuando nos venga en gana. Hoy en día, existen dardos tranquilizantes para poder capturar a los animales sin que sufran más de lo debido. O, en último caso, se pueden utilizar modos más traumáticos pero manteniéndolos con vida. Sin embargo, es mucho más sencillo dar rienda suelta a nuestra ansia de matar y pegarle cinco tiros a un jabalí hembra que tiene cinco jabatos indefensos que aún maman.

Durante las fiestas del Rocío, decenas de caballos mueren fruto del esfuerzo. Quedan tirados en una cuneta como basura. En algunas ciudades, se explota a los burros para convertirlos en un espectáculo turístico. Abandonamos 200.000 animales al año. Invadimos el territorio de lobos, jabalíes, caballos, zorros, osos, linces? y los matamos en caso de que quieran regresar a sus lugares de origen.

Siento un profundo amor por los animales. Los humanos, con sus envidias, sus hipocresías, sus traiciones, sus chismorreos, me provocan mucho más rechazo. Nosotros, sin duda, somos peores que ellos. Quien no comprenda el valor de la vida, de cualquier tipo de vida, difícilmente puede considerarse humano.