En ocasiones (a todos nos ha pasado) puede que un imprevisto, o no, te pille con el pie cambiado. Son esos momentos en que lo que sale de tu boca no se parece en nada a lo que realmente quieres expresar o debes. Es cuando te sube un cierto calor desde la curcusilla hacia la espalda alta, te envuelve el cuello y te explotan las mejillas. Pero ya no hay vuelta atrás. Lo dicho queda y cuidado si decides rectificar; es peor. Entonces es cuando se te seca la lengua y tus ojos, en vez de mirar a los de quien tienes frente a ti, divagan por los rincones de la habitación como si buscaran el mosquito que te ha dado la siesta. ¿A quién no le ha pasado? Pues ya está, eso es lo que pasó hace días cuando un periodista intensificaba sus preguntas sobre el estado judicial de PAS a la consejera Portavoz del Gobierno. Eso es, y ya esta. Así lo veo.