Que la tecnología e Internet han llegado a las aulas para quedarse es un hecho que nadie duda a día de hoy. Con la reciente celebración de la Feria Tecnológica Sicarm en Alcantarilla y la Semana de la Ciencia en Murcia he podido constatar que necesitamos muchas más actividades como éstas al cabo del año.

La entrada de las nuevas tecnologías e Internet en las aulas, y no me refiero a las pizarras digitales que llevan años en ellas, sino a tecnologías como tablets, talleres de robótica, realidad virtual€ que están poniendo en jaque a docentes, familias e incluso al propio sistema educativo.

Hemos llegado a un momento crítico, de esos que marcan una época, en el que los docentes debemos cambiar y modernizar la forma de impartir nuestras clases, muchos ya comenzaron hace años, para así poder adecuarlas a las necesidades y demandas de los alumnos del siglo XXI.

Obsoleta ha quedado la clase magistral en la que el maestro exponía, de forma unidireccional, los conocimientos objeto de aprendizaje apoyándose en libros de texto; ya es cosa del pasado. Los alumnos han pasado a tener un papel protagonista como participantes junto con el docente. Y esto no implica una pérdida de la autoridad del docente, ni mucho menos; éste sigue dirigiendo las clases, marcando objetivos, evaluando a los alumnos.

¿Qué hace tan atractivas a las tecnologías actuales? La respuesta es sencilla: la motivación. A los alumnos, nativos digitales muchos de ellos, les atrae mucho más aprender, estudiar o hacer trabajos, con ordenadores , tablets, internet, vídeos, realidad virtual y usando aplicaciones que con los tradicionales libros de texto y cuaderno. Y ese aprendizaje es efectivo, de eso no hay duda.

¿Y las familias? Muchos somos de la generación que estudió con libros de texto, enciclopedias Espasa o yendo a bibliotecas y archivos a buscar información para un trabajo de historia, y, a algunos, esta ´revolución educativa´ les cuesta asimilarla y no vendría mal un poco de formación tecnológica para así poder afrontar y ayudar a nuestros hijos en su etapa educativa.

Por eso es por lo que digo que hacen falta muchos más Sicarm y Semanas de la Ciencia, para que la cultura científica, tecnológica y creativa llegue a los alumnos pero también a las familias para que así, junto con los docentes, la comunidad educativa pueda beneficiarse de la revolución educativa en la que estamos inmersos en el siglo XXI a la que también deberá adaptarse nuestro sistema educativo que, tal vez, deberá contemplar e incorporar las enseñanzas tecnológicas.