Dos rumanos, un valenciano y un murciano: esos son los protagonistas del conocido como «caso Visser» o «caso de los holandeses». Los rumanos son Valentín Ion y Constantín Stan, y el valenciano es Juan Cuenca. Estos son los acusados del asesinato de la pareja holandesa compuesta por la Ingrid Visser y su esposo Ludewijk Severein, cometido en mayo de 2013. Los ciudadanos rumanos, presuntamente, fueron los ejecutores materiales de un plan perpetrado por Cuenca. Por otro lado, Serafín de Alba, el murciano, se juega tres años de cárcel por encubrimiento - en su limonar de Alquerías se enterraron en cal viva los restos descuartizados de las víctimas - .

Las partes se encuentran negociando aún una posible confesión. Por un lado, Juan Cuenca - representado por el letrado José María Caballero - y Valentín Ion - representado por uno de los más insignes letrados murcianos, Fermín Guerrero - son partidarios de llegar a una conformidad. La acusación particular, en nombre de la madre y hermano de Ingrid y de las dos hijas de Ludewijk, ha avanzado que no llegará a ningún acuerdo que no contemple el asesinato, y no el homicidio. Juan Cuenca y Valentín Ion están dispuestos a declararse culpables de asesinato sin el agravante de ensañamiento. Así, serían condenados a 30 años 25 de cumplimiento efectivo. Dado que ya han pasado más de tres años en prisión, podrían comenzar a disfrutar de permisos en unos cuatro años. Sin embargo, ni Constantín Stan - defendido por Melecio Castaño - ni Serafín de Alba - defendido por Fidel Pérez - parecen dispuestos a declararse culpables. El primero tal vez confíe en el relato de sus compañeros de banquillo según el cual él se encontraba en la planta de arriba de la casa mientras se producían los homicidios abajo. No será ese, no obstante, el relato de la Fiscalía y se juega no tener derecho a permiso alguno en dos décadas. Curioso resulta el caso de Serafín de Alba, pues, de declararse culpable, ya no pisaría más la prisión. Gente de su entorno afirma que valora demasiado su honor como para consentir en una confesión.

De acceder a la confesión dos de los acusados, el juicio adoptaría una forma más abreviada y este hecho - el atenuante de confesión - sería tenido en cuenta para estos acusados. De haber, finalmente, unanimidad en la confesión, Murcia no viviría el juicio que más expectación ha suscitado desde el de la parricida de Santomera. En las próximas horas lo sabremos. Permanezcan atentos a sus pantallas.