La laguna se muere. Conocemos sus causas, sus efectos y sus responsables. Esto es lo que fuimos a decir a 2.000 kilómetros de Murcia, porque aquí no se nos escucha ni se nos atiende. Representantes de la Plataforma Pacto por el Mar Menor, de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena y su Comarca, de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, de grupos ecologistas y representantes municipales, regionales y nacionales viajamos al Parlamento Europeo, en un acto organizado por Podemos, con el fin de informar a los eurodiputados y eurodiputadas del crítico estado en el que se encuentra el Mar Menor y de sus posibles soluciones, si es que llegamos a tiempo.

El martes 27 nos reunimos por la mañana en el Parlamento Europeo con eurodiputadas de diferentes partidos a quienes expusimos la problemática de nuestro pequeño mar. Cómo era y lo que es hoy, su maltrato, sus síntomas, el dolor e indignación de quienes han crecido junto a él y han visto y vivido su degradación con el paso de los años. La pluralidad del grupo se hizo sentir en la sala. Razón y corazón hablaron y todos coincidían en que el servilismo de las instituciones frente a ciertos sectores, agrario y urbano-turístico, ha permitido que nuestro Mar Menor hoy sea este Mal Mayor al que nos enfrentamos; un caldo de cultivo turbio y cada vez más inerte.

La laguna lleva décadas siendo agredida por la actividad humana y se lleva denunciando por científicos y ecologistas desde los ochenta. Este verano nadie la reconocía, nadie la recordaba así.

¿Qué hemos hecho diferente? Y ése es el problema, que todo sigue igual. No hemos cambiado nada. La laguna ha ido acumulando impactos que parecía absorber y no afectarle, pero la realidad es bien distinta y conforme se le ha ido castigando , el ecosistema ha ido cambiando, intentando encajar los golpes. Cuán alta es la miopía e incultura de quienes nos gobiernan, que se han pasado por el forro todos los estudios y recomendaciones y ahora, este verano, al bañarse y no verse los pies (ni las manos), empiezan a entender que algo falla. Aún así el grado de insensatez puede ir a más y algunas personas intentan convencernos de que este episodio pronto pasará página y el verano que viene volveremos a nuestra laguna de aguas cristalinas para poder seguir perpetuando este modelo que hace aguas.

La laguna y su entorno son imprescindibles para la economía de la Región. No sólo para el sector urbano-turístico, que lo ha reventado todo sin ningún tipo de planificación ambiental, urbanística o paisajística. También son necesarios para el sector agrario y pesquero. Sectores primarios y, por ende, vitales para nuestra economía. ¿Pero se va a seguir haciendo la vista gorda a los regadíos ilegales? ¿Se va a estudiar la capacidad de carga de la laguna y del campo de Cartagena? ¿Se va a continuar el modelo agrario convencional que envenena los recursos y los productos que de él se obtienen? ¿Quién paga los platos rotos, la ciudadanía, los pescadores, que empiezan a ver cómo desciende el número de juveniles, sus futuras capturas? ¿Quiénes son los responsables?

Creo que la responsabilidad es compartida por diferentes sectores con distinta carga, pero conocemos quiénes son los responsables. Y vemos de obligado cumplimiento el principio general de responsabilidad ambiental «quien contamina paga» que determina que la persona causante costea las soluciones.

Nos hicimos oír y nos escucharon. Expusimos nuestras inquietudes, estudios, miedos, esperanzas y se nos dejó hablar y expresarnos... y obtuvimos respuesta; una respuesta de apoyo y solidaridad. El trato fue cercano y cuidado, excepto el del Partido Popular, que parece de otro planeta parecido a Marte, no por el color, sino por la hostilidad del lugar. Hablamos idiomas distintos porque tenemos intereses distintos.

Después nos reunimos con la presidenta del Comité de Peticiones para hacer lectura de una descripción de nuestra laguna y los impactos que ha sufrido y sufre a base de infringir hasta diez Directivas Europeas. Fue el momento más que cercano y emotivo. Fue especial.

Si todo va bien y sigue su curso, un comité visitará el Mar Menor y alrededores para ver con sus propios ojos las imágenes que les relatamos, para investigar y comprobar las irregularidades que denunciamos.

Después de todo esto, los nervios se fueron disipando y con un poco más de calma afronté el debate de Público TV con la ayuda de una cerveza que una compañera me sopló que era un remedio infalible para los miedos de escenario. Y me funcionó.

Fueron sólo dos días, tan intensos y agotadores como satisfactorios. Yo me dejé dos kilos por el camino devorados por los nervios, pero gané un ´puñao´ de buena gente para quienes sólo tengo palabras de admiración y agradecimiento. Un grupo de lo más pintoresco, como alguna foto dejaba ver, con el exponente común de querer salvar la laguna desde el conocimiento.