Por la vida verdadera, allá donde quiera que esté. O por la vida que caduca, que nadie es peor por ser mutable y ser finito. Realmente hay quien aspira a la eternidad sin analizar a qué aspira, no sé si me explico. No me explico, ni falta que hace. O por la madre naturaleza. Sin lugar a dudas, por la genética. O por el buen hacer de los bodegueros de la Región de Murcia. Totalmente, por el mar y sus habitantes, por Poseidón y por Yemayá. Radicalmente, por los faros. O por las señales luminosas en su conjunto, que las señales luminosas, aunque una no las entienda, siempre significan algo. Si queda un hueco, por los miedos, para que se esfumen, si es que vive alguno todavía, que me extraña. Brindemos por todas y cada una de las cosas y de las personas que han salido, salen o saldrán en esta trama, que merece un brindis. El Destino, llámalo X, que se tome un trago también si tiene a bien. Lo que siempre nos quedará, a todos los humanos, es algo por lo que brindar. Lo que siempre nos quedará, sea recuerdo o mundo por delante. Es críptico y es vital, brinden también ustedes. Zozobren y brinden. Amen, hagan lo que quieran y brinden.