El Debate de Investidura, como expresión literal de un diálogo de sordos, ha resultado ser una partida „entre partidos„ donde las cartas están marcadas. Ya me comentará alguno si tiene sentido obligar a un candidato a presentarse para decirle que no. Esto ha sido, desde luego, un verdadero enfrentamiento de grupos opuestos a quienes para nada han importado sus argumentos. Vista la exposición de Pedro Sánchez no hay duda de que vamos a otras elecciones a menos que se produzca un acuerdo entre PSOE, Podemos e independentistas, que todo es posible. De ser así, de que nos veamos las caras en diciembre, Sánchez podría ser la imagen fiel del fantasma. Ha estado muy bien Rajoy, los rostros de fastidio de los opositores ante su discurso resultan tan patentes como oscuros sus argumentos.