Es como uno de esos milagros que se dan en los sitios que menos los merecen. Como es el caso de España, donde solo prima el fútbol, las fiestas y los realitys shows, y donde se trata a la investigación, al desarrollo y a la cultura, a patadas€ mejor dicho, a coces, que es lo que más facultados estamos para dar. Es catedrático de Bioquímica, genetista y especialista en biología molecular, nacido en Sabiñánigo, Huesca, y desarrolla su alucinante trabajo en un edificio anexo a la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. Y se llama Carlos López Ortín€ Por supuesto, es mundialmente conocido, menos€ claro, ya lo he dicho antes, menos aquí. Tampoco sale en la prensa, ni en los telediarios, ni en los cada vez más escasos programas divulgativos. Solo sale en la revistas Science, y en la Nature, naturalmente..

Y es que su trabajo se basa en recocer en su retorta cuasi nada menos que la inmortalidad humana. Así, como suena. Y digo cuasi, porque, según sus propias palabras, el hombre no está diseñado para ser inmortal, pero sí que podemos vencer el cáncer y todas las enfermedades mortales, retrasar aún bastante más la vejez, y vivir en salud, dignidad y plenitud nuestra muy larga vida. Todo está en el genoma. De hecho, en EE.UU., el genoma secuencial o descifrado es ya casi que un regalo de cumpleaños, dice€ Por mil euros puedes obtener un genoma secuenciado donde está escrito tu futuro físico y orgánico. Es como si te leyeran la buenaventura molecular, o algo así€ Asegura que el ser humano no está hecho de polvo de estrellas, como poéticamente se aventuraba, sino que más bien somos el sueño de una bacteria que, hace 3.500 millones de años, en una charca africana primigenia, decidió dividirse en dos (¿Adán y Eva, o solo Adn partido y compartido?) y luego asociarse en células, haciendo, en el devenir de los tiempos, las personas que somos hoy.

Ahí es nada. La inmortalidad ya existe, y reside en una bacteria siberiana. Pero la eterna juventud, o sea, morir de requeteviejo manteniéndose joven, es posible. Con los estudios que él desarrolla, junto a los de clonación terapéutica de tejidos, que lleva en ristre el japonés Yamanaka, podrá hacerse efectivo en un futuro más bien próximo, a través de especialistas en ciernes, como asesores genéticos, cirujanos genómicos, ingenieros físicos€ Este hombre, discreto sirviente de los dioses, que caprichosamente han aparecido a su través en un país de diletantes payasos de circo, no es en absoluto un aficionado a elucubraciones fantásticas. «Yo no invento nada», afirma tímido, «tan solo voy descubriendo, torpemente, lo que ya está inventado».

Es el misterio de la vida. Y la vida es lo más viejo de la creación, lo que pasa es que está cubierto de un velo que se resiste a las mentes lerdas y espesas. Solo se muestra a los humildes y dedicados. Y el investigador español da sobradas muestras de ser ambas cosas, a través del que lo entrevista€ No somos más que un inmenso saco de bacterias asociadas en células, y éstas confederadas en tejidos orgánicos, vivos y vivientes€ «Lo que pasa en el ser humano, es que, además, son pensantes» € confiesa.

€Y ahí se queda, como suspendido, en lo de que somos seres constituidos como pensantes€ ¿Está usted seguro de eso, maese Carlos? Yo creo, y pido un millón de disculpas por mi atrevimiento, que somos más sintientes que pensantes. Sentimos mucho, pero pensamos poco. Y, si acaso, solo pensamos a través de los sentimientos, no sé si me explico€ Analícelo usted que sabe, ande, porfa€

siento, luego pienso. Descartes no estuvo muy fino. Mire, comento esta maravilla dónde y cuándo menos se debe: chutándome una dosis de cafeína haciendo barra de bar€ una imperdonable herejía, me confieso culpable. El comentario de un parroquiano adosado, que me escucha a través de los delgados tabiques de estos lugares, es «anda, coño, podremos tener a Messi metiendo goles hasta los cientypico d´años», poniendo los ojos como bolas de billar€ «Sí -le contesto - y robando a los españoles de sus impuestos»€ «Hace pero que mú bien, pá eso es un genio», me dispara a bocajarro.

Así que€ ¿es usted un genio, señor López?.. ¿y paga sus impuestos?.. ¿Quién tiene más mérito, usted o la pulga bendita?.. ¿quién, pues, debe tener bula eterna?.. No me vaya a comparar lo que usted hace con sus alambiques y sus probetas con lo que Leo hace con sus pies y sus piernas€ Joer, es que, a poco que se piense€