Cabalgar en alas de la tormenta (Editorial Baduque, Antologías, 3. Cartagena, 2015), del poeta mexicano Efraín Bartolomé, es un conjunto de poemas amorosos que, personalmente, el vate de Ocosingo, Chiapas, ha querido reunir y entregar primeramente a los lectores españoles. Aparecida la antología a finales del pasado año, los poemas de su contenido han estado a disposición de los lectores y venta al público en todas las librerías de España y del otro lado del Atlántico. La poesía de Efraín Bartolomé, gran poeta, se ha ido imponiendo sin necesidad de reclamo alguno, y ahora, cercana la fecha clave de la visita del poeta y la presentación de su libro, es oportuno hablar de esa publicación, acaso en muchos aspectos única en su género, y con una portada sublimemente erótica (detalle de El nacimiento de Venus de Alexandre Cabanel) e impecable diseño de Sergio Urán.

Efraín Bartolomé, poeta de talla desmesurada en lo humano y lo literario, es autor de numerosos libros de los cuales Cabalgar en alas de la tormenta recoge los bellísimos fragmentos de una vida entregada al amor y a la poesía, como un destino ineludible; pues, como dice Noelia Illán Conesa en el epílogo que le dedica, la entrega a la Poesía, por supuesto con mayúscula, de Efraín Bartolomé resulta como lo haría un vates, un profeta. «Para Efraín lo real y lo divino son lo mismo», rubrica la joven poeta, admirada; y, ciertamente, hay mucho de experiencia taoísta en el contacto del poeta con la naturaleza inmortal; el nexo carnal y mortal con el soma (cuerpo) místico y sensual de la Diosa. De Cantos para la joven concubina, libro de 1991, es el siguiente tríptico de versos, significativos: «Sólo una Diosa es antes y después / Sólo una Diosa sobrevive al desastre / y ella está con nosotros» (pág.102).

Conocimos a Efraín Bartolomé, unos años atrás, a mediados de la pasada década. Nos vimos, entre amigos queridos y con su bella e inteligente mujer, Guadalupe Belmontes Stringel, en dos inolvidables ocasiones que se hicieron estancias idílicas. En el prólogo que Efraín me pidió para su libro desde la distancia (y la cercanía del alma de la poesía que compartimos desde el principio) me refiero a esos amigos: Pedro, Encarna, Pepe, Palmira, Marili, Sebastián, los dos Eloy; y por escaso espacio de página, me quedé corto de la riqueza centrífuga, dimensional, etérea, profusa e infusa (espiritual y científicamente hablando) de mi admirado y querido Efraín Bartolomé.

En el número 155 de la Mexicana Crítica, revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla (julio-agosto de 2013), por deferencia de Lupe y Efraín tengo el privilegio de contar con un poema, entre los más bellos hasta ahora publicados de Efraín. Compuesto en versículos whitmanianos, Un nudo en la Garganta de Samaríá, el largo poema fue concebido y acaso también compuesto en Grecia, más concretamente en la amada, viril y sin embargo femenina isla Greta, de cuya estadía allí siempre nos sentimos convalecientes, aunque agradecidos a sus dioses (que eran humanos). Un nudo en la Garganta de Samariá, ocupa veintiséis páginas de Crítica (pág. 63-88), y me fue entregado con una dedicatoria sentida: «Con un abrazo desde Xaniá. Para el querido Soren Peñalver. G. y E. Septiembre 2013».

Quisiera compartir, hasta que pueda ser accesible la totalidad del poema cretense de Efraín, este fragmento: «Oh, Luna de Apuleyo€ / Está tan extremadamente bella que siento que no la merezco. / Voy hacia mi niñez o el niño aquel que fui viene y me muestra en la pantalla interna, hundiéndose en la noche o en la madrugada, por caminos bordeados de follajes boscosos y Luna en esplendor. / Ahí voy: aquí vengo. / Poco importa, viendo el prodigio sideral, que la hora oscura no impida ver una de las carreteras de Greta: en la zona de olivares y naranjales que ahora duermen en la oscuridad. / La Diosa duerme en el horizonte€»

Otra muestra poética de Efraín Bartolomé como la siguiente, eleva al lector a un mundo onírico donde la fuerza atmosférica se funde en un erotismo violento u luminoso, como una mantinada (mañanita de Greta), así: «Yo era un potro / yo era un potro / de belfos amorosos» (El son). Y: «No es el viento / es la Vienta /: la yegua enloquecida /: la Vienta loca / La yegua de la noche / La que apareció en la encrucijada / y se dejó montar» (La Vienta).

Efraín Bartolomé estará en Murcia (Museo Ramón Gaya: 15 de septiembre, a las 20:00 h.), Cartagena, Alicante€ Agradecemos a la revista La Galla Ciencia y a la Editorial Balduque el reencuentro con el poeta tanto tiempo esperado.