Nada más concluir el último recuento, el pesoe constató que había quedado en una posición jodidamente estratégica. Contaba con dos posibilidades: pasar a la acción jugando sus cartas o enrocarse y esgrimir por activa y por pasiva que era el tiempo del otro, que fue lo que hizo. El resultado salta a la vista: sólo se habla de Sánchez y yo no diría que para bien.

Su tendencia como dandydato del partido ahí está: ha roto dos veces seguidas el récord de peores cifras y no ceja. También ha logrado que se convierta en fugaz el paso de Patxi López por la garita de la Cámara Baja y que sea manifiestamente mejorable el empeño mostrado por las huestes que aglutina(?) para intentar atraerse a algunos grupos en el afán de mantener a un buen centinela en lo más alto del hemiciclo y hacerle pasar las de Caín al gran contrincante en el caso de que se haga con las riendas. Pero como era el tiempo del otro... pues ya lo tenemos dejando a la presidencia del Congreso convertida en mono de feria, cachondeándose del paisanaje y poniendo en solfa algo tan íntimo como el «vuelve a casa por Navidad», convencido de que a diferencia del del no, él sí se come el turrón.

Con López al frente de las maniobras y diseñado un buen plan de operaciones en la Carrera de San Jerónimo, el escenario no era manco para conminar al candidato designado por el rey con un decálogo ante el que se tuviera que mojar, que arrancase con el adiós de la reforma laboral y terminara con todo lo demás que ha contribuido a alcanzar las mayores cotas de miseria moral que se recuerda. La prueba es que los otoñales intentos de salir investido vendrán acompañados de los juicios por las tarjetas black, Bárcenas... El no por el no del pesoe él sabrá dónde conduce porque, al ser el tiempo del otro, lo que vemos de éste es que mal no lo lleva. Felicita en Marca a los olímpicos al tiempo que se suceden imágenes exhibiendo sus caminatas, con las que acompañantes y oponentes permiten que se cuelgue medallas a pesar del estilo. No sé, ni que fuera tongo.