Antes la gente moría de tuberculosis y otras infecciones, pero el descubrimiento de los antibióticos y el incremento de la asepsia en los hospitales y de la higiene personal de médicos y enfermeras permitió que estas enfermedades pasaran a un segundo plano. Inmediatamente, las enfermedades del corazón primero y el cáncer a continuación tomaron su relevo para convertirse en principales causas de mortalidad. Pero eso parece que está cambiando. Citando un estudio financiado por compañías de seguros americanas, ´The New York Times´ contaba en un reciente artículo que las enfermedades coronarias matan en las últimas décadas a mucha menos gente que antes. Lo más sorprendente es que eso sucede también con los principales tipos de cánceres. A primera vista podría parecer que todo puede estar relacionado con la disminución del tabaquismo, pero debemos tener en cuenta que este fenómeno se ha solapado en el tiempo con un considerable aumento de la obesidad, que incidiría en las estadísticas de muerte coronaria en sentido contrario.

Últimamente leemos mucho sobre nuevas estrategias exitosas en la lucha contra el cáncer, utilizando diversas tácticas para potenciar el sistema inmunológico del propio paciente a la hora de combatirlo . Hay niveles de curación espectaculares, aunque todavía limitados a ciertos tipos de cáncer. Está claro que la señora de la guadaña saca herramientas nuevas para cumplir con su penosa tarea de acabar con la vida de los ciudadanos cada vez que la ciencia y la agudeza mental de sus víctimas consigue superarla. La pregunta es ¿hasta dónde podrá llegar la ciencia a la hora de combatir las enfermedades? ¿Venceremos algún día a la muerte misma?.

Aunque parezca ciencia ficción, hay gente nada tonta empeñada en explorar precisamente esa posibilidad, empezando por Peter Thiel, multibillonario norteamericano cuya fortuna se originó en la creación y posterior venta de PayPal, además de por haber sido el primer gran inversor en facebook, cosa nada despreciable y que dice mucho de su lucidez mental. Desde luego no parece arriesgado predecir que la generación de los ´milennials´, los que llegaron a la mayoría de edad alrededor del año 2000, podrá añadir otra década a su esperanza de vida sin muchas complicaciones. La gran batalla por librar será precisamente contra la propia vejez, último reducto que le quedará a la muerte una vez vencidas todas las enfermedades conocidas. De hecho, esa es la única causa de muerte que explica el fallecimiento de aquellas personas que han superado los cien años. Pero incluso la vejez se ve cada vez más como una enfermedad en sí, y no tanto como un fenómeno fruto del desgaste lógico de la vida. Quién sabe, tal vez nuestros descendientes podrán recitar, esta vez sin ironía, el viejo salmo fúnebre: «¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?»